...e inmortaliza a Bush
Mario Lamo Jiménez
Uno de los pintores más famosos del mundo, Fernando Botero, ha inmortalizado para siempre al presidente de los EE. UU., George W. Bush; y no lo ha hecho por sus hazañas, sino por las torturas y abusos cometidos bajo su gobierno. Una exhibición de 50 pinturas suyas donde muestra los horrores acaecidos en Abu Ghraib abrirá el próximo 16 de junio en el Palazzo Venezia, en Roma.
LA DEMOCRACIA GRINGA EN PLENA ACCIÓN
Bernando Botero no es solamente uno de los artistas de más renombre en América Latina, sino que es reconocido mundialmente por su creatividad e imaginación. Los famosos "gordos" de Botero se han paseado por los museos más importantes del mundo y sus esculturas han recorrido calles y avenidas, desde París a Nueva York.
La revista "Diners" de Colombia, reproduce en exclusiva mundial en su presente edición las obras que formarán parte de dicha exhibición. Allí el lector puede ver en el estilo de Botero todas las imágenes en las que el artista ha plasmado uno de los episodios más vergonzosos, crueles e inhumanos de la presidencia de George W. Bush: La tortura y la humillación a las que fueron sometidos un sinnúmero de iraquíes por el mero hecho de existir. Ahora este episodio quedará grabado para siempre en la psiquis colectiva de la humanidad, junto con otras escenas de la depravación a la que puede llegar un ser humano, las cuales abarcan desde las torturas de la "Santa Inquisición" hasta las desoladoras imágenes de los campos de concentración de la Alemania Nazi.
Por obra y gracia de la ideología neoconservadora, la "democracia más ejemplar del planeta" se convirtió en el centro de torturas más sanguinario de la tierra y Botero ha sabido captar con sus pinceles la barbarie de un país presuntamente "civilizado". Sin embargo Botero no ha sido el primer artista de talla mundial en denunciar a través de su obra las ignominias de su época. Francisco José de Goya inmortalizó las masacres napoleónicas y a los inquisidores del siglo XIX, y Pablo Picasso con su obra "Guernica" mostró al mundo los crímenes de guerra nazi-franquistas en la ciudad del mismo nombre, cuando Francisco Franco en 1937, diera carta blanca a los nazis para bombardear dicha ciudad reduciéndola a ruinas, tal como lo hicieran los norteamericanos en Faluya. Siguiendo esta honorable tradición en que los grandes artistas captan la esencia de su época, Botero ha demostrado que desde Medellín a Bagdad, es capaz de reflejar ya sea lo más tierno o lo más abominable del espíritu humano.
Paradójicamente, en cierta ocasión, George W. Bush afirmó:
"La verdadera historia de mi gobierno será escrita dentro de 50 años, y usted y yo no estaremos vivos para verla".
Sin embargo, te tenemos buenas noticias, George, la verdad acerca de tu gobierno no sólo ha sido escrita, sino pintada, y ya no tienes qué esperar 50 años para conocer sus resultados. Si te haces presente el próximo 16 de junio en el Palazzo Venezia, en Roma, verás la verdadera historia de tu gobierno, pintada a todo color y con sus resultados finales expuestos para juicio del mundo. Tu estrella ha sido pintada para siempre en el panteón de la ignominia por un genial artista colombiano, para demostrarle al mundo que nuestros supuestos "benefactores", dado el caso, bien se pueden convertir en nuestros más crueles torturadores.
ASÍ EN LA PAZ COMO EN LA GUERRA
Fórmulas fatídicas para guerras perpetuas
El conflicto colombiano no es nada nuevo; Colombia lleva 500 años en guerra. Desde que el primer español decidió que el oro y las esmeraldas se las podía ganar con el sudor de la frente, la espalda y los pies de los demás, empezó un conflicto que aún no termina, y lo peor de todo es que al paso que vamos no va a terminar nunca. Los españoles modernos o sea las compañías multinacionales, amangualadas con un grupo selecto de vendepatrias, se han encargado de empobrecer a los colombianos. En Colombia la paz de la oligarquía es la guerra perpetua contra el pueblo colombiano. Los oligarcas quieren paz para poder seguir explotando al pueblo y las riquezas de la tierra. El único problema, es que para alcanzar la paz, la oligarquía se inventó la guerra. Guerra contra el comunismo, guerra contra las drogas, guerra contra los pobres. En otras palabras guerra contra todo aquel que no se humille ante el capitalismo. Y la guerra que ahora estamos viendo es una guerra no para acabar contra el narcotráfico, sino para ver quién lo controla.
Nadie puede negar que Colombia está desbaratada por el problema de la droga. Sin embargo para resolver la ecuación del problema no se necesita ser un Einstein. La masa de droga producida es directamente proporcional al consumo gringo elevado al cuadrado de la ganancia. La raíz de la igualdad es muy simple: los gringos han creado el problema que dicen querer resolver, sin embargo su economía mueve miles de millones de dólares gracias al consumo de droga y en Estados Unidos no hay voluntad moral ni política para matar a la gallina de los huevos de oro. El resultado es una guerra de doble faz, donde con una mano se dice combatir, pero con la otra en verdad se fomenta el problema. Colombia, como el bobo del cuento, está peleando una guerra ajena que nunca va a ganar. Sin embargo, la solución más obvia al problema es la que no se aplica: la legalización.
Legalizada la droga se caen al piso las ganancias y la producción. Por eso es que el conflicto número uno de Colombia no tiene fin. Luego viene el conflicto de fondo, que también se remonta a hace 500 años: la distribución de la riqueza. Cuando los españoles se adueñaron del país, crearon las grandes haciendas, las encomiendas y las clases sociales. Instalaron los apellidos y sembraron la semilla de la guerra de clases que hoy vive Colombia. Sin igualdad social no habrá paz que valga. A menos que el gobierno de Uribe o el del que le siga, esté dispuesto a acabar con la injusticia social, la paz en Colombia será tan sólo una palabra de tres letras terminada en zeta. Pero no nos hagamos ilusiones, Uribe no es un revolucionario sino todo lo contrario, representa un retroceso al oscurantismo de la Edad Media. Entonces, ¿de qué paz estamos hablando? En Colombia no se vive una guerra sino muchas guerras y la raíz de todas ellas es la injusticia y la pobreza. Nadie está hablando de cómo acabar con la pobreza sino de cómo ganar la guerra. Si estuviéramos apagando un incendio, eso sería como tratar de sofocar las llamas arrojándoles leños. La gente muere en Colombia de hambre, de enfermedades, de guerra y de pobreza. La pobreza genera violencia. ¿Cómo se puede pactar la paz sin acabar con la pobreza, cuando la pobreza misma es la causante de la guerra?
Entonces los norteamericanos nos traen sus “soluciones” MADE IN USA. Contra el hambre: bala, contra la pobreza: bala, contra la droga: bala, contra el desempleo: bala. La CIA, como en Vietnam, se ha encargado de crear, armar, fomentar y encubrir a los escuadrones de la muerte que en Colombia bautizaron como “autodefensas”, que es el equivalente de llamar al cianuro “descongestionante estomacal”. El mal llamado “Plan Colombia” ha sido propuesto como "solución" a nuestros problemas. Su nombre apropiado debería ser “Plan para acabar de destruir a Colombia”. Pastrana pidió un “Plan Marshall” como el que reconstruyera a Europa después de la Segunda Guerra Mundial y le embutieron un “Plan Hiroshima”, o sea una verdadera bomba atómica económica y militarista para empeorar la situación.
Los Estados Unidos sabe que el negocio de la droga les genera más de 500 mil millones de dólares al año. Los bancos norteamericanos son los principales lavadores de dinero del mundo, ¿pero a quién están fumigando? ¡A los campesinos colombianos! Si hay que fumigar a alguien es a los bancos norteamericanos, fuente de toda la podredumbre del negocio de droga. Mil millones de dólares invertidos en Colombia para "erradicar la coca" son un pelo arrancado al elefante del narcotráfico, un sofisma de distracción más para que la gente no se entere de una verdad de paquidérmico tamaño: el problema de la droga es un problema de los gringos, que como todos sus problemas, se los exporta a los demás.
Estados Unidos con el 4% de la población mundial genera el 25% del dióxido de carbono que amenaza con convertir el planeta en un desierto. Los Estados Unidos EXPORTA polución e IMPORTA aire fresco de la Amazonía. Los Estados Unidos EXPORTA armas e IMPORTA criminales de todas las latitudes para pelear sus guerras sucias. Los Estados Unidos EXPORTA un modo de vida decadente y excesivo e IMPORTA seres deslumbrados con falsos espejismos de progreso.
El gobierno conservador de George Bush ha demostrado a nivel mundial el irrespeto total de los Estados Unidos por el resto del planeta: Se niega a cortar las emisiones de dióxido de carbono porque “su costo es excesivo” para la industria norteamericana, o sea que las ganancias económicas de un 1% de la población de este país es más importante que el futuro de la humanidad misma. El problema de la droga es paralelo a este otro, ya que los Estados Unidos están imponiendo su visión del mundo acerca de la legalidad de la producción y el consumo de droga, mientras se beneficia por debajo de la mesa con sus ganancias. En otras palabras, actúa como el político que condena de día la prostitución y se acuesta de noche con cuanta puta aparezca.
Colombia está peleando una guerra que nunca va a ganar y donde el único perdedor es el país mismo. Los Estados Unidos está usando esta mal llamada guerra contra la droga como mecanismo para destruir cada día más la soberanía y la economía colombianas. En últimas cuentas lo que a los Estados Unidos le interesa es fortalecer al ejército y a los paramilitares para tratar de destruir a la guerrilla y volver a Colombia un paraíso para las compañías multinacionales. Sin embargo, el tiro les está saliendo por la culata, porque con cada soldado norteamericano que entra al país, con cada nuevo helicóptero que envían, con cada día de fumigación aérea en zonas de cultivo de coca, lo que hacen es agravar más el problema. Los españoles ya intentaron subyugarnos hace 500 años y aunque quedamos hablando español, hoy los españoles son tan sólo un recuerdo ingrato en nuestra historia. En 500 años más no hablaremos inglés y los gringos blancos se habrán convertido en una minoría más en su propio país; un recuerdo ingrato en la historia de la humanidad.
POESÍA
Eduardo Gómez
El laberinto está en nosotros
Todo lo padecido y conquistado
escrito con sangre y hablado
-conocido o secreto-
se tornará historia.
La más humilde canción intensificará la música
y la más decisiva palabra
no valdrá sin el contexto de millones.
El automóvil que viaja raudo
se alejará, incluyéndose, en el paisaje que atraviesa.
El fracaso de un amigo nos debilita ante el mundo
y el hambre de los otros consume la energía
que haría poderoso al amor
y más humano el esplendor de las ciudades.
Estaremos presentes pero invisibles
en las calles y en los estadios del futuro
en las cocinas y en las alcobas nupciales
tanteando y jugando con algún niño triste
o preparando desafíos y apostando utopías
en ruidosas asambleas y apasionadas tertulias
y nuestra ausencia en el momento de las decisiones
será tenida en cuenta para los juicios que nos sobrevivan
o para el silencio que nos cubra
con su misteriosa profundidad.
Quizás impregnaremos un rayo de sol
y flotaremos sollozando con el viento y la lluvia.
Alguna vez fue nube la materia
que luego de milenios devino en nuestro cuerpo
alguna vez nuestros despojos serán vapor y sueño
alimento de raíces, murmullo de follajes.
Las voces interiores más hondas
provienen del Todo y de todos
integran el tiempo y su música infinita,
pues lo «personal» ignora aquello que lo inspira
desde el instante anterior y desde siempre
(la entrada hacia atrás del Laberinto)
a través de tortuosas sendas
por parajes sólo vistos en el sueño
o intuidos en la vertiginosa quietud
desde cielos inconmensurables hasta pequeñas piedras
desde el trueno de la ciudad que contemplamos desde arriba
hasta el pregón conmovedor del vendedor de fruta.
La soledad es espejismo si sabes bucear dentro de ti
y te fundes amoroso con el paisaje que te incluye.
Aún lo más extraño te hace señales secretas
que es necesario descifrar y comprender
y con frecuencia serán tus enemigos
quienes más te enseñan y valoran sin querer.
Microcosmos perdidos en el Cosmos
nuestro humilde transcurrir
(que encierra galaxias)
se comprime y expande en la fosa-cuna
para irradiar de nuevo luminosa energía
y alcanzar otra vez el antiguo comienzo
en la disonante y colosal sinfonía, siempre inconclusa
siempre inaudible aunque presentida y envolvente
mediante la dulzura cotidiana
y el angustiado esplendor de cielos estrellados.
Proximidad de la noche
Lluvia y sol caen sobre mis años
Y una estela queda -cada vez más lejos-
Que hace lentos mis pasos y madura mi corazón
Iluminando el presente con intensidad mayor.
Adivino mi edad en la anchura de un árbol
Y los siglos perdidos en las multitudes que oran,
Y siento mi angustia como fuerza vital
Cuando camino entre los vivos que no sospechan su muerte.
Un solo rayo de luna estremece mis mares
Amo las mujeres feas que se olvidan del cuerpo
Encuentro el tedio en los espejos de las bellas
Y mi soledad grita en la paz de los mansos.
Músicas me asedian en la noche
Lluvia y sol invaden mis sueños
Pájaros agonizan cielos blancos
Sobre mi cuerpo precipito el vuelo.
Inventarios de la noche
La medianoche diluye la ciudad en el silencio
el insomne arde despacio luchando con fantasmas
su maraña de sueños su latido asordado
sus alucinados bosques por donde su llamado
una bocina ronca que vibra suavemente
con persistencia secreta de alfiler punzante
el viento bailarín se abalanza por las avenidas
¿qué hago aquí quién desde siempre soy?
¿a dónde encaminarse si no hay amor a la espera?
el cielo océano invertido sin riberas
noche abriendo sin llaves los sótanos del alma
inundando de fuegos secretos y sollozos atroces
de gemidos de gozo y de paciente agonía
hasta donde los más ágiles danzantes han saltado
cruzando el espacio de señales herméticas
muchachas poseídas destrenzan el delirio
cataratas subterráneas de consumida sangre
¿cómo multiplicarse para fundirse con todos?
y esas dulces vírgenes que se ofrendan sin lágrimas
adolescentes que imaginan la redención en el beso
recomienzo de las mismas búsquedas como si fueran las primeras
se inicia el duelo callado de los tristes solitarios
inaccesibles multitudes fuerzan las puertas cerradas
el implacable río de autos inunda fulgurante
metálicas estructuras violan alturas sagradas
las catedrales refugian coros de sin-patria que cantan
la sombría sinfonía escala espacios vacíos
celebrando la energía que se despliega misteriosa
el milagro es estar vivo navegando entre las cosas
me acojo a ti amiga taciturna caminando entre rosas
esquivando los lugares donde hay lepra y ataúdes
buscando el sol y la luna detrás de negras montañas
dialogando a la orilla de la eternidad de abismos
nos recreamos a dúo contrapunto apasionado
la disonancia la réplica el pavor a la nada
nos desnudamos de todo para fundar nuevas ciudades
saltando sobre rascacielos corriendo por sonoras playas
oh dominar las distancias para dilatar el abrazo
hasta los confines de lo humano y lo potencial que lo espera
el novelista avizora desde su cámara telescópica
inventariando la noche su selva estremecida
hasta la madrugada de portales inmensos
en los parques se escuchan como presagios de batalla
el naciente mugido de la ciudad que despierta
constelado de pájaros y lejano estruendo de aviones.
Conspirador nocturno
A pesar de las destrucciones y de enmarañados días
él ama sus derrotas y su condena eterna
el recorrido manso consumido por internos fuegos
el odio contenido por el traje ajustado
sus ácidos preparados y sus sórdidos planetas.
Su resignación solapada cuece venenos lentos
prepara lanzas y arcos, avizorando ríos.
Así camina ciudades que se abren en piedra herida
y cemento ensangrentado rumoroso de palomas.
Marca su territorio con sudor y rabioso semen
hay un navío negro que zarpó desolado
hay un barrio enterrado donde danzan sus fantasmas
y un estadio abandonado añorando multitudes.
Denso de contenciones y criminosos sueños
disimula con flores secas sus habitaciones sombrías
se regodea en el silencio de ruinas palaciegas
y espía el advenimiento de la alborada de sangre.
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