Los síntomas del fascismo
Mario Lamo Jiménez
La pregunta, naturalmente, es: ¿se está convirtiendo los Estados Unidos en un país fascista bajo el gobierno de George W. Bush? Como con los síntomas de una enfermedad, todas las señas indican que los métodos del fascismo han sido adoptados y adaptados por su gobierno para imponer una política de dominación mundial según la cual, un dólar de ganancia es más importante que la vida de miles de seres humanos. Y en este proceso de dominación y conquista lo que se está poniendo en juego no es solamente la libertad, la soberanía y la dignidad de los pueblos de la tierra, sino el destino mismo de toda la humanidad. El gobierno de Bush se niega, para proteger las "ganancias" de las corporaciones, a ponerle coto a las emisiones de gases industriales que están amenazando con convertir al planeta en una gigantesca cámara de gas, que ni los fascistas originales hubieran soñado en tener.
Bush se negó a firmar el tratado de Kyoto, dictando con ello una sentencia de muerte al planeta tierra: las disrupciones climáticas amenazan con derretir completamente las capas polares, proceso que ya se ha iniciado, e inundar así las ciudades costeras, causando pérdidas inconmensurables. Sin embargo, la cosa no se queda ahí. La corriente de aguas templadas que calienta a Europa sería destruida por el agua fría proveniente de los polos y Europa entraría en una edad de hielo que la haría inhabitable. Los huracanes y tornados empezarían a causar terribles inundaciones, como las que ya se vieron en Nueva Orleáns y el planeta, en vez de ser la "madre tierra" que nos permite vivir, respirar y soñar, se convertiría en nuestra propia tumba.
De la misma manera que los EE. UU. ha invadido a Irak, causando cientos de miles de víctimas, primero a través de las sanciones y luego con sus bombas y armas nucleares (uranio empobrecido) y químicas (fósforo blanco), mostrando que para lograr sus fines no respeta la vida humana, igualmente puede acabar con la humanidad y de hecho lo está haciendo para obtener una pírrica victoria para sus corporaciones, verdaderos mercaderes de la muerte.
Y las señas del fascismo están a la vista, tan obvias que la gente ya ni las ve, martilladas poco a poco por los medios de comunicación y hechas ley para coartar cada vez más las libertades y derechos de los ciudadanos.
Laurence Britt (http://www.oldamericancentury.org/14pts.htm) identifica 14 características comunes de los estados fascistas, todas aplicables a los EE. UU.
A continuación presentamos un resumen anotado de 10 de las mismas (a nuestros lectores angloparlantes, les recomendamos ver también el enlace de arriba):
1-Nacionalismo desmedido: a partir del 11 de septiembre, al igual que los nazis, los estadounidenses dejaron de tener país para tener "patria" (homeland). El ultranacionalismo es uno de los componentes esenciales del fascismo, ya que divide el mundo con líneas estáticas "ellos" (el resto del planeta) y "nosotros", los habitantes de la "patria", los "número uno del planeta".
2-Irrespeto total por los Derechos Humanos: Los EE. UU. ha demostrado ser el violador número uno de los Derechos Humanos a nivel mundial. La invasión a Irak fue completamente ilegal, ya que las guerras "preventivas" son en verdad guerras de agresión, no justificadas por ningún tratado internacional. EE. UU. ha masacrado a miles de civiles en Irak y de hecho está haciendo los mismo por lo que Saddam Hussein está siendo juzgado: Cometiendo crímenes contra la humanidad. Los EE. UU. ha violado, torturado, masacrado, asesinado, detenido ilegalmente y establecido verdaderos campos de concentración por todo el mundo, desde Guantánamo hasta Polonia y Rumania. Incluso los nazis permitían que la Cruz Roja visitara sus campos de concentración, los EE. UU. se ha negado a ello. En Guantánamo los prisioneros son torturados y los que están en huelga de hambre alimentados a la fuerza con sondas: hasta la alimentación es una forma de tortura.
3-Demonización de grupos humanos para ser usados como chivos expiatorios: Los EE. UU. vive en una guerra perpetua y crea demonios según su gusto. De los comunistas pasaron a los drogueros y ahora su enemigo es el Islam, sin olvidarse de que cualquier grupo étnico que no tenga el pelo rubio, los ojos rubios y los dientes rubios, por definición es un enemigo de su "modo de vida".
4-Militarismo rampante: Todos los problemas de la humanidad, según W. Bush se resuelven con bombas, invasiones y masacres. Para ello cuentan con el escuadrón de la muerte más grande jamás inventado en la historia de la humanidad: El Pentágono.
5-Medios de comunicación subyugados: De hecho los medios de comunicación corporativos tienen como objetivo único transmitir 24 horas de propaganda continua, mostrando lo irrelevante como principal, mientras que lo principal se oculta de la vista del público. Por ejemplo, los medios de comunicación norteamericanos han ignorado la evidencia de que los ataques del 11 de septiembre no fueron perpetrados por terroristas árabes sino que contaron con la complicidad del mismo gobierno norteamericano. Las torres gemelas fueron demolidas y no cayeron por causa del atentado. Tres mil personas murieron para justificar la masacre de Irak. La evidencia de que fue un "trabajo interno" es abrumadora.
6-La religión y el estado se vuelven uno solo: W. Bush asegura que Dios los hizo elegir para invadir a Irak y su hermano, Jeb Bush, el gobernador de Florida, acaba de inaugurar una cárcel donde los presos son "rehabilitados por grupos religiosos". W. Bush dijo que su ataque contra Irak era una cruzada, reminiscente de las masacres medievales perpetradas contra los mahometanos con el pretexto de "liberar los lugares santos".
7-El estado se pone al servicio de las corporaciones: De hecho el gobierno y el Congreso de los EE. UU. son los portavoces de las grandes corporaciones, éstas pagan sus campañas electorales, sus sobornos y en últimas deciden cómo se debe legislar y a favor de quién. Un congresista republicano de California acaba de renunciar por recibir 2.4 millones de dólares en sobornos para favorecer a las corporaciones en sus contratos de "defensa". Esto tan sólo es la punta del iceberg: decenas de funcionarios republicanos están acusados de recibir sobornos y de venderle su alma al diablo del neoliberalismo para asesinar el medio ambiente y aumentar así las ganancias de las multinacionales.
8-Creación de un estado policiaco: Como en cualquier estado fascista, el gobierno de los EE. UU. ha asumido poderes dictatoriales y puede detener a cualquier persona con el pretexto de que es un "combatiente enemigo". La persona así detenida no tiene ningún derecho constitucional, puede ser arrestada indefinidamente y de ser llevada a juicio por un tribunal militar, ejecutada según lo disponga el presidente. La CIA y el Pentágono ahora espían a civiles inocentes y tienen archivos con detalles privados de miles de personas que no han cometido ningún crimen fuera de usar su cerebro y tal vez manifestar su descontento ante un estado de cosas criminal y opresivo.
9-Amiguismo, favoritismo y corrupción: El gobierno de Bush ha nombrado en puestos claves a verdaderos ineptos cuya única calificación era su servilismo con el presidente. Ejemplo de ello el director de la agencia para la prevención de desastres, FEMA, quien fue incapaz de organizar las operaciones de prevención o rescate en Nueva Orleáns, dando como resultado miles de muertos y desaparecidos. En Irak, miles de millones de dólares desaparecieron bajo el gobierno del procónsul gringo, Bremen y los contratos que se han asignado no han sido competitivos y curiosamente han ido a parar a Halliburton, donde Cheney tiene acciones y de la que fue ejecutivo. Bush ha dado cortes de impuestos a los millonarios, mientras que ha recortado los servicios para las personas más necesitadas.
10-Elecciones fraudulentas: Sobre esto se podría escribir todo un tratado, sin embargo, las primeras elecciones que llevaron a W. Bush a la presidencia a pesar de perder por más de 500 mil votos frente a Al Gore, fueron arregladas por la "Corte Suprema de Justicia", gracias a los votos de jueces nombrados por el padre del mismo W. Bush. Las segundas elecciones las ganó gracias al fraude electoral cometido en Ohio, donde las proyecciones daban por ganador a Kerry. Las máquinas electrónicas de votación usadas en Ohio fueron vendidas por una compañía cuyo dueño, un republicano, había prometido que Bush sería el ganador en dicho estado.
Ensayo ...
Organizaciones criminales transnacionales, “espacios ingobernados” y la doctrina emergente
Bernardo PÉREZ SALAZAR
"Hoy, la amenaza para los países de la región no es la fuerza militar de un vecino adyacente ó alguna potencia extranjera invasora. El enemigo de hoy es el terrorista, el narcotraficante, el traficante de armas, el falsificador de documentos, el jefe criminal internacional y el lavador de dinero. Esta amenaza es maleza que emerge, se cultiva y alimenta en los suelos fértiles de espacios ingobernados como las costas, los ríos y las áreas de frontera despobladas. Una amenaza que se riega y fertiliza con el dinero de las drogas, las ventas ilegales de armas y la trata de personas. Es una amenaza que no respeta límites geográficos ni morales".
General James Hill,
Comandante del Comando Sur de los EE.UU.
Orígenes de las organizaciones criminales transnacionales en el mundo moderno
Desde los tiempos de la Guerra Fría, los mercados internacionales de estupefacientes fueron utilizados por los gobiernos de las grandes potencias para financiar cuentas secretas destinadas a sostener un sinnúmero de enfrentamientos abiertos entre sus aliados regionales en diversos escenarios mundiales. Algunos analistas no dudan en señalar que este fue además el origen de muchas organizaciones criminales de índole transnacional del presente. El crimen transnacional generalmente involucra grupos o individuos asociados con que operan bajo mecanismos autorreguladores. Su objeto es obtener lucro monetario ó comercial por medios parcial ó enteramente ilegales, a través de actividades que se realizan dentro de ámbitos territoriales bajo la jurisdicción de más de un Estado y son complementadas y protegidas por el uso sistemático de la corrupción y los arreglos colusivos.
Entre los casos destacados de organizaciones criminales transnacionales de este origen se hallan los contrainsurgentes de Tíbet, entrenados en los años 50 por la Agencia Central de Inteligencia de los EE.UU. –CIA–, que llegaron a ser los jefes de los imperios de la heroína en el Triangulo de Oro en el sureste asiático, donde hoy se maneja el mercado mundial de anfetaminas. En EE.UU., en Miami y el área de Nueva York y Nueva Jersey, el contrabando de cocaína financió actividades de grupos de cubanos anti-castristas desde principios de los años 60. En Vietnam y Camboya, la CIA trabajó en varias oportunidades en contubernio con traficantes de opio. En los años 80, la guerra civil en Líbano al igual que la guerra contrainsurgente en Nicaragua, fueron financiadas en gran parte a través de rendimientos provenientes del tráfico de drogas ilícitas. La alianza afgano-pakistaní orquestada por la CIA en la guerra contra la Unión Soviética, también estuvo permeada por traficantes de drogas ilícitas. Aún después del final de la Guerra Fría, el Ejército de Liberación de Kosovo ostentaba nexos cercanos con traficantes de heroína.
Otra condición que comúnmente se asocia con el surgimiento de organizaciones criminales transnacionales es la disolución y colapso de las estructuras de gobierno central en ciertas sociedades, condición que frecuentemente también se asocia con el debilitamiento de los Estados que enfrentan conflictos armados internos. En estas circunstancias es común que las organizaciones criminales asuman la prestación de servicios de protección, a la vez que aprovechen oportunidades de lucrarse de nuevas demandas de mercado lícitas ó ilícitas, muchas veces en colaboración con redes sociales “lícitas” a través de las cuales obtienen servicios y apoyos de recursos financieros, posibilidades de inversión, préstamos, contactos, asesoría técnica y legal e insumos.
Un caso paradigmático del surgimiento de organizaciones criminales transnacionales en este tipo de ambientes es el de la Mafiya rusa. Como es sabido, los primeros beneficiarios de las reformas de apertura impulsadas por Mijail Gorbachov en la antigua Unión Soviética fueron en general pequeñas bandas de criminales y de contrabandistas que en pocos año consolidaron una vasta red criminal informal. Entre las primeras y más rentables incursiones criminales de los “mafiosos rusos” se destacaron los esquemas extorsivos dirigidos hacía los “nuevos ricos” o clase emergente capitalista, por medio de los cuales se hacían “cobros de impuestos” a cambio de protección frente a la acción de otras bandas delincuenciales, al igual que para deshacerse de competencia indeseada y el cobro de deudas de difícil recaudo. Además, a medida que se disolvía el Estado soviético y se generalizaba la apertura económica en medio del caos, el hurto y venta clandestina de propiedades públicas pronto se convirtió en una de las empresas más lucrativas para la mafia rusa.
El escaso orden que se experimentó durante este período de transición en la antigua Unión Soviética, lo garantizó un grupo de “padrinos” –conocidos como los “bandidos en la ley”– por medio de sus contactos e influencias con funcionarios corruptos de la “nueva Rusia”. Así se consolidaron las organizaciones criminales que se expandieron a Europa oriental y las antiguas repúblicas soviéticas –donde se adueñaron de bancos que después utilizaron para el lavado de activos provenientes de actividades ilícitas, entre otras, el tráfico de estupefacientes– y luego al continente americano donde incursionaron mediante la oferta de servicios de lavado de activos al igual que el tráfico de armas pequeñas y livianas, estupefacientes y la trata de personas, entre otras.
Hoy, a principios del siglo XXI, la resiliencia y solidez de las organizaciones criminales transnacionales en el mundo es evidente. Tanto así que los principales ejercicios de prospección de futuro coinciden en que aquellas organizaciones y redes criminales que controlan los principales mercados e ingresos ilegales en América del Norte, Europa Occidental, China, Colombia, Israel, Japón, México, Nigeria y Rusia, continuarán en expansión en el mundo durante las primeras décadas del presente siglo .
Las estructuras típicas de las organizaciones criminales transnacionales modernas
En 1995 la Organización de las Naciones Unidas identificó 18 categorías de “delitos transnacionales”, es decir, en cuya concepción y perpetración al igual que en sus efectos directos e indirectos pueden involucrar a más de un país. Estos delitos son:1) lavado de dinero; 2) actividades terroristas; 3) robo de arte u objetos culturales, 4) robo de propiedad intelectual; 5) tráfico ilícito de armas; 6) secuestro de aeronaves; 7) piratería marítima; 8) fraude a aseguradoras; 9) crímenes por medio de computadoras; 10) crímenes ambientales; 11) trata de personas; 12) tráfico en órganos humanos; 13) narcotráfico; 14) bancarrota fraudulenta; 15) infiltración de negocios legales; 16) corrupción; 17) soborno de funcionarios públicos; y ,18) soborno de dignatarios de partidos políticos.
Como se desprende de esta lista, las más sofisticadas entre las organizaciones transnacionales del crimen exhiben una gran capacidad de gestión empresarial con un nivel superior de especialización, por medio de redes de contactos en capacidad de responder con flexibilidad a las oportunidades concretas y las condiciones específicas de cada “negocio”. Así, tienen acceso privilegiado a fuentes de apoyo financiero con disponibilidad inmediata, al igual que una vibrante capacidad de respuesta para aprovechar oportunidades extraordinarias con tasas de retorno muy superiores al promedio. Muchas de estas oportunidades tienen que ver con diferenciales de precios en ámbitos internacionales, demandas insatisfechas o ventajas de costos derivadas del robo de propiedad física –automóviles, obras de arte, objetos culturales, órganos humanos y material radioactivo enriquecido, entre otros– e intelectual. Además, oportunidades como estas facilitan a las organizaciones transnacionales el establecimiento de relaciones con agentes de la economía legal, sin que por ello tengan que renunciar a la opción a hacer uso sistemático de la violencia, el terror y la corrupción cuando sea conveniente.
Los investigadores que hacen seguimiento a las organizaciones criminales transnacionales destacan su gran fluidez y la capacidad para transformar de adaptación de sus estructuras. A diferencia de los estereotipos más difundidos, utilizan una diversidad de tipos de estructuras y redes basadas en aglomeraciones de diferentes tamaños, que pueden tipificarse en varias categorías identificadas en un estudio realizado por la Oficina de las Naciones Unidas sobre las Drogas y el Crimen en el año 2002, con base en un sondeo piloto que contempló una muestra de 40 organizaciones criminales en 16 países.
Los “tipos” identificados van desde las organizaciones jerárquicas donde hay una cabeza central y códigos estrictos de disciplina, hasta las redes criminales que se integran con ocasión de una “oportunidad de negocios” y luego se disuelven. Entre las organizaciones jerárquicas, que usualmente se asocian con grupos que pertenecen a una misma identidad étnica, geográfica ó social, se distinguen aquellas que disponen de “estructuras regionales” con cierto grado de autonomía frente a la jerarquía central, al igual que aquellas “jerarquías de aglomerados” que reúnen a diversas organizaciones criminales con diferentes arreglos y estructuras internas, pero que se hallan subordinadas a una jerarquía central que las gobierna a todas.
En el otro extremo del espectro organizacional se encuentran los arreglos más flexibles y cambiantes, entre los que se encuentran los “grupos nucleados”. Se trata de grupos que reúnen un número pequeño de individuos que se asocian de manera reiterada para explotar diversos frentes de actividad ilegal, para lo cual vinculan de manera puntual y temporal determinadas personas con conocimientos y destrezas especializadas. El arreglo más flexible de todos es la “red criminal”, que usualmente gira en torno a la actividad de personas claves que permanentemente están involucradas en alianzas cambiantes y de corta duración. Estos individuos usualmente no se perciben a sí mismos ni son percibidos por otros como integrantes de una red criminal, pero permanentemente se integran coaliciones en torno a proyectos criminales.
Tendencias modernas de las organizaciones criminales transnacionales en el mundo
Algunos expertos, entre ellos Alain Labrousse, señalan que a lo largo de los años 90 las organizaciones criminales transnacionales han mostrado una tendencia a diversificar el portafolio de de sus actividades lícitas e ilícitas. Según Labrousse ésta sería una respuesta de ajuste a los violentos embates dirigidos contra los grandes carteles y organizaciones criminales por parte de los cuerpos de represión internacionales y nacionales durante la primera mitad de esa década, que llevaron al desmantelamiento, auto-disolución o reorganización de un gran número de este tipo de organizaciones.
En consecuencia, el tráfico de drogas se desplazó a una infinidad de pequeños grupos de mediana importancia, mientras que las organizaciones criminales de “más alto vuelo” se han dedicado a otros “delitos transnacionales”, entre ellos, el lavado de dinero. Los estimativos del monto de dinero lavado en los circuitos financieros internacionales son del orden entre US$ 800 millardos y US$ 2 billones al año, el equivalente a entre 2 y 5% del producto bruto anual de la economía mundial. Otro frente de actividad ilícita de mucho interés tiene que ver con el acceso privilegiado a decisiones administrativas. La corrupción administrativa, cuyo costo anual para la economía mundial es del orden de los US$ 500 millardos, sería casi del mismo orden de magnitud que el del tráfico de drogas ilícitas. Rubros “menores” entre los delitos transnacionales incluyen: 1) la disposición ilegal de materiales tóxicos y riesgosos (US$ 10-12 millardos al año); 2) piratería de propiedad intelectual (US$ 10 millardos); 3) otro tanto en robo de automóviles en EE.UU. y Europa; 4) trata y tráfico transnacional de personas (US$ 7 millardos), y; 5) tráfico ilegal de armas (US$ 1 millardo), entre otros.
En resumen, el surgimiento de estas jugosas oportunidades de lucro ha llevado a muchos “operadores” a delegar las actividades criminales más riesgosas a aquellos grupos dispuestos a correr con los mismos. En muchos casos, estos grupos son ejércitos privados o insurgentes, que han desarrollado exitosamente estrategias de “guerra asimétrica” para combatir las fuerzas militares convencionales del Estado y controlar territorios estratégicos por fuera del control de los gobiernos centrales.
Estos “espacios ingobernados” son manejados como santuarios para el acopio, transporte y disposición de drogas ilícitas, personas tratadas, residuos tóxicos, mercancías robadas, al igual que para la comisión de otros ilícitos como el secuestro, la extorsión, la apropiación de transferencias de públicas a gobiernos locales y para la protección de toda suerte de prófugos expuestos a la judicialización en tribunales de terceros países. Por medio del control de “paraíso del crimen” como estos, en la práctica se logra una menor exposición a los riesgos típicamente asociados con la actividad criminal, lo cual convierte a los grupos que controlan estos espacios en socios estratégicos para las organizaciones de crimen transnacional.
Moises Naím sugiere varias consecuencias preocupantes que pueden derivarse de dinámicas asociadas con los “espacios ingobernados” en ámbitos locales en el mundo globalizado. Una de ellas es que la implantación de mecanismos electorales democráticos en ámbitos locales descentralizados, francamente favorece a las alianzas de organizaciones criminales transnacionales y empresarios locales de la violencia. Estas alianzas por lo general se encuentran en posición incontestable para manipular las contiendas electorales y apoderarse del aparato del Estado localmente, por medio de la corrupción de autoridades de policía y políticos ávidos de efectivo para financiar sus campañas electorales.
Otro efecto que poco se advierte y cuyas consecuencias son devastadoras, es el reducido presupuesto con el cual deben operar órganos de policía internacional como la INTERPOL para combatir las organizaciones de crimen transnacional. Se trata de una circunstancia que refleja la desconfianza entre las autoridades de gobierno y de policía de algunos países a la hora de compartir información con gobiernos y cuerpos de policía de otros países. Temen que las redes criminales que están combatiendo ya hayan logrado infiltrar tanto cuerpos de policía como gobiernos en esos países, como es el caso reseñado a título de ejemplo por Labrousse en relación con el gobierno mexicano bajo las administraciones de De la Madrid, Salinas de Gotari y Zedillo .
Crimen transnacional, “espacios ingobernados” y la doctrina emergente: El caso colombiano
En una alocución realizada durante 2003 en la cual expuso sus puntos de vista acerca del camino a seguir en Colombia, el General James Hill, Comandante del Comando Sur de la Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, describió en detalle los lazos transnacionales de los “narcoterroristas” que operan en Colombia:
Su mercado se expande globalmente. En Brasil, bandas urbanas financiadas con dineros del narcotráfico aíslan grandes sectores de Río de Janeiro de manera rutinaria. Patrones similares se registran en el caso de bandas criminales asociadas con estupefacientes a lo largo de toda Centro América. En Bolivia, traficantes manipuladores –en asocio con un partido político radical– intentan azuzar la frustración de los campesinos para socavar el gobierno electo. En Perú, Sendero Luminoso está emergiendo nuevamente –con base en el modelo de la FARC– protegiendo a contrabandistas de cocaína y cobrando impuestos sobre el comercio de la hoja de coca.
Indicó además la comunión en “métodos de negocios” utilizados por los narcoterroristas en Colombia y los grupos radicales islamistas que apoyan a organizaciones como Hamas, Hezbollah e Islamiyya al Gammat, los cuales se estarían insertando activamente en América Latina a través de células de apoyo logístico y financiero que se extienden desde las Islas Margarita en Venezuela hasta el área de la Triple Frontera entre Paraguay, Argentina y Brasil, dedicadas al lavado de dinero y el tráfico de estupefacientes y armas ilícitas a través de lo cual generan utilidades millonarias.
Estas células están conectadas con el Oriente Medio y extienden a este hemisferio la sofisticada estructura de apoyo global del terrorismo internacional.
Ante este panorama, que en Colombia se materializa en una sociedad donde confluye una larga trayectoria del crimen trasnacional vinculado con el tráfico de estupefacientes con un Estado endémicamente débil que ahora una emergencia humanitaria continuada por años como consecuencia del masivo desplazamiento forzoso de la población rural, no es de extrañar que nuestro país esté entre los destinatarios de asistencia militar norteamericana más importantes en el mundo y que además, se este perfilando aquí una doctrina de “soberanía efectiva”.
Según esta doctrina emergente, la seguridad nacional de los Estados Unidos estaría amenazada por la incapacidad de los gobiernos de América Latina de ejercer control sobre extensos “espacios ingobernados” dentro de sus fronteras. En este contexto doctrinario, mientras persistan “espacios ingobernados” persistirá un flujo continuado de asistencia militar norteamericana con la misión de “horizonte abierto” de mejorar la movilidad y cobertura del aparato militar para mantener presencia en áreas sin “soberanía efectiva”, no sólo en la extensa cuenca amazónica sino también en áreas como la Misquitía en Centro América y los sectores de tugurios controladas por bandas criminales en las megaciudades latinoamericanas. Un patrón subyacente a esta doctrina emergente aún más preocupante, es un desplazamiento de la formulación de las prioridades de política exterior de Estado Unidos hacia América Latina del Departamento de Estado hacia el Pentágono, y más particularmente, hacia el Comando Sur.
Comentario final
Entre los efectos más visibles y duraderos de la Convención Única sobre Drogas Narcóticas de 1961, que inauguró el régimen internacional prohibicionista para combatir las sustancias psicoactivas, se destacan el crecimiento continuado del tráfico internacional de sustancias prohibidas y el florecimiento y robustecimiento de organizaciones criminales cada vez más poderosas, que previsiblemente continuarán expandiéndose y fortaleciéndose en el futuro en todo el mundo. Esta circunstancia combinada con la endémica debilidad de la mayoría de los Estados nacionales de América Latina para ejercer control efectivo sobre extensos territorios despoblados, ha convertido a este rincón del mundo en un objetivo claro para las organizaciones de crimen transnacional en el mundo. La respuesta doctrinaria emergente de Estados Unidos a esta mezcla explosiva, apunta hacia el propósito de copar militarmente los “espacios ingobernados” existentes dentro de estas sociedades.
Varios interrogantes surgen al considerar el ambiente creado por esta combinación doctrinaria de políticas. De una parte, en relación con misiones de “horizonte abierto” para copar militarmente extensos espacios despoblados, surgen de inmediato preguntas en relación con su sostenibilidad. Particularmente en tanto que se trata de combatir por esta vía la presencia de organizaciones vinculadas con el crimen transnacional, el cual ha mostrado su enorme capacidad para adaptarse, prosperar, crecer y diversificarse en el ambiente global creado por estas doctrinas políticas. Previsiblemente este dilema eventualmente conducirá a considerar con “buenos ojos” alternativas de gobernabilidad local basadas en el control de vastas regiones por medio de organizaciones paramilitares que garanticen la “estabilidad y seguridad” local en estos territorios. ¿Será este el modelo de gobernabilidad regional que emergerá si la pax paramilitar queda en la base del acuerdo de desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia –AUC–? ¿Qué porción de los mecanismos de control democrático que formalmente queden enunciados en esos acuerdos, será sustantiva y efectiva?
Actualmente el gobierno de EE.UU. se opone a la consolidación de esta alternativa de gobernabilidad en aquellos ámbitos territoriales que ya están firmemente bajo el control de las cabezas visibles del las AUC, al presionar para que ellos sean enjuiciados por su vinculación a actividades de tráfico internacional de estupefacientes. No obstante, Washington no puede desconocer que rasgos centrales de la política norteamericana –entre ellos, la política prohibicionista contra las drogas y los tratados de libre comercio que destruyen la base productiva legal de economías locales, tienden a crear condiciones que favorecen la eventual implantación del modelo de gobernabilidad de los paramilitares colombianos para garantizar la estabilidad en ámbitos locales en territorios despoblados. Pero persiste el dilema de que la sostenibilidad de modelos de gobernabilidad de este tipo proviene de su alta permeabilidad por parte de intereses vinculados con el crimen transnacional.
Quizás esté próximo el momento de revaluar algunos de los bastiones doctrinarios de la política norteamericana, dejando a un lado los argumentos morales que secularmente han cimentado las posiciones política y militarmente hegemónicas, para valorar sus resultados concretos. Las organizaciones criminales transnacionales han demostrado ser las que mejor se han adaptado al ambiente global de política vigente, mientras que paradójicamente los Estados débiles no han superado su condición en ese mismo ambiente. Este es un mal augurio en relación con el tipo de escenario mundial hacia el cual puede conducir la globalización durante la primera mitad del siglo XXI.
organizaciones criminales transnacionales, “espacios ingobernados” y la doctrina emergente
Bernardo PÉREZ SALAZAR
Resumen
Se hace un breve recuento de las circunstancias asociadas en la literatura con la emergencia de las principales organizaciones de crimen transnacional en el mundo moderno. Se examinan sus dinámicas y tipos de organización interna, al igual que las tendencias exhibidas en las transformaciones más recientes de las organizaciones “más exitosas”. En seguida se toma el caso específico de Colombia para examinar las consecuencias directas e indirectas de la doctrina política con la cual se ha respondido a los desafíos planteados por el crimen transnacional durante el último medio siglo. Los comentarios finales incitan a revisar los bastiones doctrinarios que han imperado hasta ahora en la formulación de políticas para combatir el crimen transnacional en el mundo, y sugieren valorar críticamente los resultados concretos que se han obtenido hasta ahora.
Summary
The essay begins with a brief discussion of the circumstances associated in the literature with the emergence of the main modern transnational criminal organizations in the world. Different dynamics and types of organizations are reviewed, as well as recent trends in their transformation. The specific case of Colombia is considered, and the direct and indirect consequences of policies implemented to combat transnational crime are discussed. Some final comments address the issue regarding the appropriateness of the doctrine behind policies developed during the past 50 years to fight transnational crime.
Más que semántica II
Octavio Quintero
Cuando las palabras pierden su significado,
El pueblo pierde su libertad.
Si el lenguaje es incorrecto,
La gente no tendrá donde poner sus manos ni sus pies.
Confucio Estoy convencido que hay un montón de palabras que ya no guardan relación con su sentido, porque el tiempo las ha sobrepasado, o los intereses políticos las han desvirtuado.
Anarquismo, por ejemplo, es un término ‘cabeza de proceso’ en España. Es como si dentro de 100 años se pudiera enjuiciar a alguien en Colombia por el simple hecho de ser liberal; aunque al paso que vamos…
Hay muchos otros ejemplos. Alguna vez me referí a la desvirtuación que han sufrido con el tiempo los términos populismo y demagogia. Si alguien quiere ver su diferencia, abra el diccionario de la Real Academia, y verá que ni el populismo es como lo pintan, ni la demagogia como la entendemos.
Pues bien, me parece que la democracia de hoy no es lo que se entendía ayer, entre los griegos. El diccionario nos dice que democracia es una palabra compuesta de dos términos griegos, el primero demos que quiere decir pueblo y el segundo cracia que significa gobierno. En síntesis, democracia quiere decir gobierno del pueblo. En otro sentido, democracia significa gobierno de las mayorías, o también, gobierno de la mitad más uno.
¿Alguien puede sostener, con razón, que los gobiernos de hoy en día son la mitad más uno de los electores? Difícil. Hace rato, mucho rato que una minoría detenta el poder y se autocalifica de democrática. Es más, parece que la aristocracia de la premodernidad europea, de los luises franceses y homólogos de la época, evolucionó hasta llegar a la ‘democracia’ de hoy que, creó que fue gaitán quien magistralmente la describió como … “los mismos con las mismas”.
Hoy, los gobiernos no son del pueblo, sino para el pueblo. No es el pueblo el que se da un gobierno, lo que sería democracia, sino una elite que se ha perpetuado en el poder para mantener un gobierno de minorías. Vean lo que pasó en Cartagena, por ejemplo, en donde se presentó una abstención del 78 por ciento del potencial electoral.
Hagámosla más fácil. Supongamos que el potencial electoral de Cartagena es 100. Si hubo una abstención del 78 por ciento, quiere decir que sólo votaron 22; y de esas 22 personas, 10, (el 45.6%) eligieron alcalde.
¿Eso puede ser democracia? No, definitivamente NO, con mayúscula.
¿Por qué no votaron las 78 personas aptas para sufragar? No es difícil responder. No tienen ningún interés, ningún incentivo. A esas personas les da lo mismo 8 que 80. Ellas son eunucos políticos. Sus vidas han transcurrido durante muchos años hacia atrás. Son invisibles. Nadie se preocupa por ellos. Van en rever: cada día peor. Y cada día son más… y más.
Simpático, por decir algo, el editorial de El Tiempo (01-11-05) sobre este tema. Focaliza el problema sólo en Cartagena. ¡Qué ironía! Léanlo y reemplacen a Cartagena por Colombia. Desde que me conozco –y hace ya muchos años-, como desde Ospina Pérez en adelante, no ha habido en Colombia unas elecciones que sobrepasen el 50 por ciento del potencial electoral. Si estoy equivocado, lo acepto, pero sólo como excepción.
A nadie se le ha ocurrido una reforma constitucional en la que se diga que toda elección será válida siempre y cuando supere el 50 por ciento del total de personas aptas para votar. ¡Eso sí sería democrático!
Pero no, mientras menos participación electoral haya, más fácil les queda a los poderosos perpetuarse en el poder. ¡Qué ironía!, otra vez. Si 100 electores salen a votar, hay que convencer a 51, sea como sea, valiendo todo, como en al lucha libre: hasta el fraude electoral. Pero si sólo salen a votar 22, basta con convencer, por las buenas o las males, a 11 más uno, y listo.
En los tiempos de hoy, ya no es válido hablar de democracia: un gobierno del pueblo, sino de craciademos: un gobierno para el pueblo. Así de sencillo.
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