Telesur, la Revolución Bolivariana
y la Libertad de Expresión
Enrique Santos Molano
Muchas reacciones encontradas ha suscitado la entrada al aire del canal Telesur, auspiciado por Venezuela, Argentina, Cuba y Uruguay, y que tendrá proyección continental. Los amigos de la integración suramericana han aplaudido con entusiasmo este que es un intento decisivo para hacer realidad los sueños trazados por Simón Bolívar hace más de siglo y medio, y destruidos, una y otra vez, por la acción implacable del imperialismo estadounidense. La Revolución Bolivariana no es un invento del presidente Hugo Chávez, ni es tampoco un asunto que atañe con exclusividad a Venezuela. Cuando Simón Bolívar libertó a cinco países y consagró su independencia del dominio español, tenía en mente crear una vasta nación con los países de América que gozan de un común denominador: el idioma. El colonialismo español había dejado una herencia que no podíamos ni debíamos desaprovechar, un factor de unidad como es la lengua castellana.
Ahora, que Bolívar no abrigaba intenciones imperialistas, salta en todos sus escritos, que no son pocos. En ellos abunda lo que el Libertador busca: organizar una nación democrática, basada en los principios más liberales y en los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad que inspiraron la más noble de las revoluciones; pero los pueblos latinoamericanos hemos sido inferiores a las esperanzas de nuestro Libertador y permitimos que el colonialismo español –que al fin y al cabo era de nuestra misma sangre—fuera sustituido por el neocolonialismo imperialista de nuestros angloconvecinos del Norte, en cuya trampa de “América para los americanos” caímos, convencidos de que se trataba de una consigna fraternal y no de una argucia traicionera para convertirnos en su patio trasero.
La Revolución Bolivariana, que lidera el presidente venezolano Hugo Chávez, es una revolución que nos concierne a todos los habitantes de los países americanos de habla española. Y cuando se logra plasmar un instrumento de unidad, como el canal de televisión Telesur, tenemos que cerrar filas en torno a él y dar la batalla por nuestra segunda independencia, en la seguridad de que el autor de la primera está, como siempre, a la cabeza de las huestes heroicas que, con la resistencia pacífica, sin violencia, van a enfrentar a los violentos, sanguinarios dominadores del Norte.
Los enemigos de la Independencia de Sur América ya están recurriendo a los trucos de siempre. Que Telesur atentará contra la libertad de expresión porque es un canal oficialista dominado por Hugo Chávez y puesto al servicio del expansionismo venezolano. Aquí podría haber un problema de semántica, pues para unos es expansionismo y para otros es unidad fraternal y liberación lo que está promoviendo el presidente Chávez.
¿Telesur contra la libertad de expresión? Esta afirmación encuadra en la táctica del victimario que acusa a la víctima, del lobo que se queja de haber sido agredido por Caperucita Roja y por su malvada abuelita, quienes se pusieron de acuerdo para perjudicarlo. ¿De dónde salen, en verdad, los atentados contra la libertad de expresión? Por ejemplo, la señal de Telesur no está permitida en los países “amigos” de los Estados Unidos. No la podemos ver en Colombia, no la transmiten los canales de cable ni de satélite, no la pueden ver en Perú, ni en Ecuador, ni tampoco en Chile, no por cuestiones técnicas, sino por disposición de sus neoliberales gobiernos. ¿Quien peca, entonces, contra la libertad de expresión? El influyente columnista de El Tiempo de Bogotá, D’Artagnan, que no es un chavista convicto y confeso, opina: “Sigo pensando que el no haber participado en el proyecto continental de Telesur (aun con todas las connotaciones políticas, más que periodísticas, que tiene el canal) traerá más dolores de cabeza de los que ya se han padecido”. En efecto, para Colombia la no participación en un proyecto como Telesur la condenará al aislamiento con los países de habla hispana y a seguir viviendo de rodillas entre los Estados Unidos. Claro que eso no es problema para un presidente como Alvaro Uribe, aunque sí debería molestar a sus súbditos.
Además de que se ejerce contra Telesur la censura de la señal, también se le ataca con la desinformación o con la información proclive. Ilustrativo es al respecto el diario español de la red, Periodista Digital, que titula en su edición del 26 de julio pasado http://periodistadigital.com/periodismo/object.php?o=133424&pag=1
“Comienza a emitir el canal continental de Hugo Chávez.” En el titular van dos verdades que sirven para dar apariencia de verdad a una gran mentira, que es la que les interesa enviar, como mensaje, al lector desprevenido. Es verdad que el canal Telesur comenzó a transmitir y es verdad que se trata de un canal continental; pero no es verdad que el canal sea de Hugo Chávez. El canal, por el momento, es propiedad de cuatro países, como se anotó al comienzo, con la posibilidad de que entren a formar parte de la propiedad accionaria de este canal continental los países suramericanos y latinoamericanos que así lo deseen. La desinformación, la mentira, la mala intención que emplean, no tanto en sus textos, como en sus titulares, los medios privados, ¿no es el peor de los atentados contra la libertad de expresión, porque atenta contra el derecho de los lectores, o de los televidentes, a ser informados con la verdad?
Los temores de que Telesur se convierta en un medio al servicio de la propaganda del presidente Hugo Chávez, los expresa en su columna de la revista Semana, de Bogotá, Daniel Coronell, que ha adquirido cierta notoriedad por ser una supuesta víctima de las amenazas de los amigos del Presidente Uribe Vélez, a quien Coronell ataca con alguna acrimonia. Dice el citado columnista: “La libertad de información no es una prerrogativa de los medios sino un derecho de los ciudadanos. Sólo hay democracia cuando el hombre del común se entera de lo que pasa en los centros de poder que deciden sobre él. Conocer lo que está sucediendo permite a la gente ejercer el derecho democrático a disentir y a protestar. Así como el de cambiar, con su voto, las situaciones con las que no está de acuerdo. La prensa está obligada a ser un contrapoder. Su función básica consiste en vigilar a los poderosos para encontrar lo que está funcionando mal, denunciarlo y abrir los ojos del ciudadano. Un deber ineludible y a veces ingrato. El periodismo –ni aquí, ni en Bagdad, ni en Caracas, ni en ninguna parte—le sirve a la gente si se convierte en vocero oficioso del poder. No se puede servir a dos señores.
“Por esa razón, Telesur no será independiente. Cuando un gobierno puede influir en las noticias, la información desaparece y le da paso a la propaganda. Cualquier mandatario, incluso el más desinteresado, concibe la información como una herramienta para lograr –o aumentar—el apoyo ciudadano. Le interesa que se resalten unas cosas y se oculten, o disimulen, otras. El predominio del gobierno venezolano en la propiedad del canal ya sería motivo suficiente de inquietud. El presidente Hugo Chávez compró con petrobolívares el 51 por ciento de las acciones. La prioridad de Chávez, ciertamente, no es la información. Su meta es reelegirse y ampliar su influencia en Latinoamérica. La ley de contenidos, que en Venezuela se conoce como “ley mordaza”, retrata su percepción del tema.
“Como si fuera poco nombró presidente de Telesur a su ministro de Comunicación e Información. Andrés Izarra, un día antes zar de propaganda del chavismo, declaró que se concentraría en su nueva labor y renunciaría al ministerio ‘para garantizar que no tuviera el gobierno venezolano injerencia directa sobre el canal y pudiéramos mantener una línea de cierta independencia’. Pero la historia ha demostrado que, cuando se trata de la información, ‘cierta independencia’ no sirve de nada” (www.Semana.com)
El Director de información de Telesur, Jorge Enrique Botero, periodista colombiano (y recordemos que Colombia no tiene acciones en el canal continental) responde a los planteamientos de su colega Coronell: “Como director de información del nuevo canal latinoamericano, debo admitir que no me he ocupado en fijar las fronteras de nuestra libertad. Todo lo contrario: los periodistas de Telesur tienen la orden de escarbar lo más hondo posible, de llegar lo más lejos que alcancen, de incluir en sus trabajos la mayor cantidad de fuentes. En fin, de buscar la verdad sin desmayo y sin límites. Leyendo la pregunta [de Semana] con calma y juntándola con los sucesos que dieron origen a la polémica sobre Telesur, pienso que la pregunta que me propone Semana.com tiene un tono eufemístico [‘¿Hasta dónde debe llegar la libertad de prensa en Telesur?’] Quizás hubiera sido mejor preguntar de frente: Ustedes metieron a Tirofijo en sus promociones. ¿Lo meterían también en las noticias? La respuesta es sí. Sí, como creo que sería la de cualquier director de noticias que no haya tomado el camino fácil y aburrido de tapar el sol con un dedo. Marulanda hace parte de nuestra realidad. De hecho, es una de los personas que más influyen sobre nuestra realidad. Quien quiera ignorarlo está en todo su derecho, pero –si es periodista—debería cambiar de profesión. Así que Tirofijo sí estará en Telesur, como –me imagino—seguirá estando en Semana, en El Tiempo, en RCN, Caracol, la CNN, la BBC y cientos de medios de comunicación del mundo entero.
“Imagino que, a estas alturas, algunos lectores estarán listos a preguntar si seremos tan avezados frente a la realidad venezolana de entrevistar –por ejemplo—a Pedro Carmona, el efímero presidente que entró a Miraflores a reemplazar a Hugo Chávez y tuvo que salir unas horas después a hurtadillas por la puerta trasera del palacio presidencial. La respuesta también es sí.
“En días pasados, durante los actos de instalación del consejo asesor de Telesur (en el cual, por cierto, están tres colombianos: el ex ministro de cultura, Ramiro Osorio, el escritor y periodista Alfredo Molano, y el sociólogo Edgar Rey, actual gerente de Telecaribe), el presidente Hugo Chávez invitó a un animado almuerzo en el que no solamente aceptó las críticas sobre la incoherencia de tener en la presidencia del canal a su Ministro de Comunicaciones, sino que invitó a los periodistas del canal a mantener una actitud crítica frente a su gobierno. De hecho, la primera emisión de noticias de Telesur incluyó una crónica sobre las movilizaciones campesinas que tienen lugar en Venezuela exigiendo al gobierno que actúe para detener la oleada de asesinatos contra campesinos en diversas regiones agrarias del país.
“De modo que los límites de nuestra libertad aún están en construcción. Actuaremos, eso sí, con el mayor respeto a nuestra audiencia latinoamericana. En Telesur no habrá espacio para la mentira, ni para la calumnia, ni mucho menos para las verdades a medias, esa formidable fórmula que han encontrado algunos para aparentar equilibrio y credibilidad. Tampoco, por supuesto, habrá espacio para la pornografía, ni le haremos culto al consumismo, o a aquellas prácticas que atenten contra la dignidad del ser humano. Nuestro compromiso, pues, será siempre con la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”.
Son los televidentes –los que tengan oportunidad de acceder a las emisiones de Telesur, prohibidas por los gobiernos que dicen respetar la libertad de expresión-- los que en últimas dirán si lo afirmado por Jorge Enrique Botero se cumple con todo el rigor. Mientras tanto no hay que enredarse en la discusión pueril de si Telesur es o no es de Hugo Chávez. Telesur es de los pueblos latinoamericanos que por primera vez tienen a su servicio un medio gigante de expresión de sus inquietudes y de sus anhelos. La independencia de Telesur sólo puede existir para el servicio de los ideales de unidad latinoamericana que formuló Simón Bolívar y que, por fin, empiezan a materializarse.
Los diarios perdidos
Manuelita Sáenz escribe de nuevo
Los Diarios perdidos de Manuelita Sáenz y otros papeles es el título del volumen 42 de la colección El Pez en la red que viene publicando la Editorial Colombiana Fundación para la Investigación y la Cultura, FICA, en una labor de titanes que ya ha consolidado un amplio nicho de lectores. Este nuevo título es de un valor inestimable, pues rescata documentos que conciernen no sólo a la vida de la singular mujer que se consagró como “la Libertadora del Libertador”, sino que revelan aspectos desconocidos y novedosos de la vida durante los días terminales de la colonia, y hechos inéditos de ese personaje cuya gloria crece todos los días “como las sombras cuando el sol declina” y que hoy tiene mucha más vigencia que en los días en que cabalgó de sol a sol para libertar cinco naciones: Simón Bolívar. La epopeya de nuestra libertad no ha terminado todavía y aún Bolívar no puede envainar la espada con que habrá de cortar la cabeza de los últimos tiranos. Esto es, más o menos, lo que dice Manuelita Sáenz en sus textos, recopilados por Carlos Álvarez Saá, editados en el Ecuador por Rodrigo Villacís Molina y en Colombia por Gerardo Rivas, de FICA.
Los Papeles perdidos
En su Presentación dice el compilador Álvarez Saá:
“Tengo la suerte y la responsabilidad de ser el poseedor de una parte de los documentos personales de Manuela Sáenz, a los que se daba por perdidos en el incendio ordenado por las autoridades sanitarias de Paita, de la choza donde ella murió, víctima de la difteria, el 23 de noviembre de 1856. Estos inapreciables papeles y diversos enseres que no llegaron a consumirse por el fuego, fueron rescatados por el general Antonio de la Guerra, quien los entregó al general [Emigdio] Briceño y este, a su vez, en el año de 1860, al Congreso Nacional de Colombia. El Congreso cumplió con disponer que se levanten los inventarios de rigor y se protocolicen los históricos folios.
“Nada más se sabe oficialmente hasta que en 1985 empiezan a aparecer de manera misteriosa tales documentos y tales enseres en Quito. Desde entonces se hallan en mi poder, han sido objeto de una cuidadosa clasificación y trascripción, y ahora se alojan en un museo de arte y de historia dedicado a la heroína, para el cual ha sido restaurada una antigua casa del sector histórico de la capital del Ecuador.
“Si bien estos objetos son legalmente de propiedad de la Fundación Cultural Carlos Álvarez Saá, por su trascendencia pertenecen al pueblo ecuatoriano y, desde luego, están a la disposición de todos los investigadores de nuestro pretérito”
El Diario de Quito: cómo conoce a Bolívar
Desde luego esos documentos son del pueblo ecuatoriano, pero lo son también, como patrimonio histórico común, de las naciones bolivarianas. Una muestra de la personalidad arrebatadora, heroica y patriota de Manuelita Sáenz la tenemos en su Diario de Quito, del cual transcribimos, como muestra, fragmentos de la emocionante nota correspondiente al día en que Manuelita –partícipe ardiente en las jornadas libertadoras de los días anteriores—conoce a Simón Bolívar.
“Vino a visitarme por la tarde del 16 [de junio de 1822] don Juan Larrea, para prevenirme de una invitación al baile en honor de S. E. El Libertador Bolívar, que se celebraba en la misma casa de don Juan; a lo que me dispuse inmediatamente, mandando la vajilla y arreglos de flores, tal como se me pidió en colaboración, de parte del comité de recepción.
“Mi madre y yo llegamos junto con José María al baile, casi al filo de las ocho; enseguida fuimos atendidos por un paje que nos condujo hasta el salón, y donde don Juan Larrea nos recibió de manera muy entusiasta. Tomándome del brazo, luego de haber saludado muy cortésmente a mi mamacita, me llevó hasta el sitio donde se hallaba su Excelencia, sentado al fondo del salón y al centro, bajo un dosel preparado para él y lujosamente adornado con el tricolor de seda que fuera obsequio de la familia Orellana.
“A S.E. Bolívar se le veía conversando muy amenamente con sus vecinos, acompañado de sus generales y edecanes. Al ver que nos acercábamos se levantó, disculpándose muy cortésmente y atento a nuestro arribo se inclinó haciendo una reverencia muy acentuada. Mi corazón palpitaba al estallarme cuando de don Juan Larrea escuché: ‘S.E. es para mí halagador presentarle a la señora Manuela Sáenz de Thorne’ S.E. Bolívar me miró fijamente con sus ojos negros, que querían descubrirlo todo, y sonrió.
“Le presenté mis disculpas por lo de mañana, y él me replicó diciéndome: ‘Mi estimada señora, ¡sí es usted la bella dama que ha incendiado mi corazón al tocar mi pecho con su corona! Si todos mis soldados tuvieran esa puntería, yo habría ganado todas las batallas’. Me avergoncé un poco, cosa que S.E. notó al instante y, disculpándose, me tomó de la mano invitándome a bailar una contradanza, luego un minué que, aunque aborrezco, acepté encantada; para luego seguir con otra contradanza que nos dio la oportunidad de hablar. Luego un valse muy suave que nos hizo muy románticos”.
Lo demás, que no es lo de menos, recomendamos que lo lean en el libro que comentamos, y que podrá solicitarse próximamente en nuestra Tienda Global o en gerrimo@cable.net.co.
Libros y Letras
Cumple 4 años
Sostener en Colombia durante cuatro años, a pulso y por puro amor al arte una revista cultural, es hazaña que merece ser festejada con alegre doblar de campanas. Libros y Letras, que publica en Bogotá Jorge Consuegra, apoyado por un valioso equipo de intelectuales, entre ellos Ileana Bolívar, es ya una institución de las tareas literarias y humanísticas en Colombia y en los varios países de América latina donde circula y ha sentado gran prestigio. Libros y Letras se acerca ya a su número cincuenta.
Además de la revista impresa y de su página Web (incluida en los enlaces de La Hojarasca) Consuegra y sus apóstoles, que no alcanzan a ser doce, publican un boletín diario elaborado por Libros y Letras, Agencia de Noticias Culturales, con la más amplia gama de noticias de literatura, arte, cine, música, comentarios, que abarcan todo el espectro cultural. Este boletín es leído a diario, codiciosamente, por miles de ínter nautas que encuentran en él una fuente de información insuperable.
También desde sus inicios la revista Libros y Letras ha instituido el Premio Nacional de Literatura, cuyo ganador es seleccionado por votación popular a través del boletín diario. Ya se han entregado tres premios, y el cuarto, que se otorgará en septiembre, le será conferido al novelista y ensayista Rafael Humberto Moreno Durán, uno de los escritores más importantes en lengua española.
Al felicitar a Libros y Letras por su cuarto aniversario, les deseamos, no por simple fórmula de cortesía, sino con admiración y convicción absoluta, una larga y fecunda existencia.
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