No cambiemos el clima
¡Cambiemos el sistema!

 

                     Tras el Acuerdo de París:

Crecimiento económico y cuidado del medio ambiente parecen incompatibles.

 

 

 

 

Jorge Guaneme Pinilla

 

El Acuerdo sobre Cambio Climático en París es para los capitalistas (1% de terrícolas), la gran oportunidad de un lucrativo negocio, pero de ninguna manera solucionar el problema.

Para los demás (99%) el Acuerdo no pasa de ser un engaño, pues se han antepuesto los intereses empresariales a la urgencia de dar soluciones reales a la crisis ambiental.

¿Un negocio? Sí:

El portavoz del gobierno de los Estados Unidos declaró que el Acuerdo abre oportunidades para nuevos negocios. Y los presidentes del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo afirmaron su disposición a financiarlos.

Empresarios como Paul Polman, director de UNILEVER, dicen que el negocio “liberará billones de dólares y la inmensa creatividad de innovación del sector privado”. El director de Shell, David Hove, declaró que el intento de limitar el aumento del calentamiento ayudará al desarrollo de nuevas técnicas de geo-ingeniería. Y prevé que se pedirán subsidios públicos para financiar los avances tecnológicos; es decir, se financiará el negocio del 1% con dineros del 99%. Para la red de acción electrónica AVAAZ es claro que “invertir dinero en energías fósiles es una apuesta muerta. Las energías renovables constituyen el centro del provecho. La tecnología que nos lleva a utilizar  10 % de energía limpia es el productor de dinero de mañana”.

http://www.telesurtv.net/bloggers/Salvar-la-tierra-como-fuente-de-vida-o-la-naturaleza-como-recurso-natural-20151217-0002.html

 

En realidad, el Acuerdo de París no da esperanzas.

No se establece el objetivo de 1,5°C como límite máximo de incremento de temperatura, sólo se invita a lograrlo.

No hay compromisos vinculantes ni objetivos claros de reducción de emisiones para países industrializados. 

Con el voto de Arabia Saudita y Colombia, entre otros, se ignoró todo lo concerniente a derechos humanos, derecho a la salud y derechos de pueblos (aquellos que por probables catástrofes climáticas se verán obligados a emigrar).

El Acuerdo no menciona los combustibles fósiles, de modo que las compañías petroleras seguirán como si nada.

En cuanto a daños y pérdidas ambientales, tampoco se pudo crear un tribunal internacional para juzgarlos (solicitud de la sociedad civil, defendida por el Presidente de Ecuador, Rafael Correa). El Acuerdo aclara que “no implica ninguna forma de responsabilidad jurídica o indemnización”, es decir que nadie responde por los crímenes de las transnacionales contra el medio ambiente.

El Acuerdo se concentró en la disminución de la producción de carbono y de gases de efecto invernadero, abandonando así una visión holística de la cuestión climática y concentrándose en soluciones técnicas, bajo la orientación de las multinacionales y los intereses de países específicos.

El mercado de carbono, (la mercantilización del clima), ya iniciado por el acuerdo de Kioto, se ampliará, introduciendo la lógica del mercado como eje central de la “solución”. Eso permitirá la continuación de emisión de gases por industrias o por países a condición de financiar acciones de mitigación, como la reforestación de ciertas zonas. Es decir, la integración de este sector dentro de la lógica del capitalismo financiero y la especulación.

http://www.telesurtv.net/bloggers/Salvar-la-tierra-como-fuente-de-vida-o-la-naturaleza-como-recurso-natural-20151217-0002.html.

 

Los mercados de carbono (REDD+) no son más que una excusa para que los países desarrollados no reduzcan sus propias emisiones. Son ámbitos donde se intercambian contratos de compra y venta donde una parte paga a otra por una cantidad determinada de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Se comercian Permisos de emisión: asignados por los gobiernos a empresas que son emisoras de GEI.

http://finanzascarbono.org/mercados/

 

Por unos dólares más, se ata a los países que tienen bosques para no desarrollarse; y se deja manos libres a los desarrollados para seguir emitiendo contaminación. Beneficia, claro, a los que reciben el dinero, pero se sigue contaminando el planeta. El “inversor” compra permiso de emisión de gases contaminantes pagando a los dueños de bosques. Negocio redondo: Sigue creciendo y contaminando y frena el desarrollo del país que acepta ser comprado.

 

Y los problemas de los países pobres ¿no requieren crecimiento económico?

Para solucionar sus problemas, sólo los países en desarrollo están llamados a crecer. Pero eludiendo el crecimiento irresponsable y evitando los errores de los países ricos. Es decir, nuevas fuentes de energía y dejar atrás la prédica de exportación y libre mercado. Lo importante sería un robusto mercado interno que propicie el bienestar de los sectores más pobres.

 “La solución no puede ser impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. Lo real es que todo lo que contribuya hoy al subdesarrollo y la pobreza constituye una violación flagrante de la ecología. (…) Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. (…) Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño.” (Fidel Castro, Río de Janeiro, 1992).

 

En cuanto a la financiación en pro de la ecología, los países desarrollados “suministrarán” la ayuda a los países en desarrollo, a partir de 2020: 100.000 millones de dólares. Que son menos del 8 por ciento del gasto militar anual del mundo (Ilan Kelman, del University College de Londres).

El acuerdo de París se queda muy por debajo de las necesidades y no es vinculante. Las Naciones Unidas estiman que se necesitarían 10 veces más para estabilizar el clima. Según Gabriel Zucman: La riqueza escondida de las Naciones (Barcelona, 2015), el dinero existente en los paraísos fiscales del mundo se puede estimar en 5.800 billones de euros (más de 6.000 billones de dólares). La promesa de la Conferencia de París se podría financiar 60 veces con ese dinero ilegal. No es el dinero que falta, sino la voluntad política de tocar el sistema financiero. Para salvar el sistema bancario (crisis de 2008) los Gobiernos del Norte gastaron 4,6 billones de euros.

 

La Conferencia de París significa la victoria del mercado en su forma capitalista, del valor de cambio, de la competencia, de la liberalización del comercio, frente a los valores de solidaridad y complementaridad, sin las cuales no se resolverá el problema del equilibrio climático del mundo. No se trata de un tratado vinculante, sino de un pacto de propuestas voluntarias de acción. Un buen número de países del Sur pedían decisiones con carácter de obligación, pero eso fue rechazado por grandes países como los Estados Unidos y China.

http://www.telesurtv.net/bloggers/Salvar-la-tierra-como-fuente-de-vida-o-la-naturaleza-como-recurso-natural-20151217-0002.html.

 

En breve, el problema no es el clima sino el sistema capitalista.

El Presidente de Amigos de la Tierra, Erich Pica, dijo: “Obama firma el acuerdo de París, mientras presiona acuerdos comerciales que dañan el medio ambiente, tales como el apoyo para el Comercio y la Inversión de la Asociación Transatlántica, y la Asociación Trans-Pacífico(TPP), que permite a las empresas desafiar las leyes nacionales e internacionales en tribunales secretos comerciales. Lo que está en juego es el control del petróleo, el agua y los recursos" a través del dominio de las corporaciones sobre los gobiernos.

Wiesner de Grassroots Global Justice. http://www.telesurtv.net/opinion/Los-lideres-del-mundo-firmaron-una-autorizacion-de-muerte-para-el-Planeta-en-el-COP21-20151216-0034.html.

No hay nada que celebrar del Acuerdo de París: muestra la incapacidad para responder con honestidad y efectividad a la crisis ambiental, al tiempo que muestra su eficacia para defender los intereses de las empresas.

Multitudinarias movilizaciones invocan el cambio sistémico, la revolución energética y la justicia climática. ¡No es el clima, sino el sistema!

 

 

¡Para escándalo de los más ricos, el papa Francisco, en vez de consumista, resultó comunista! (Encíclica Laudato si.docx) Pero su codicia los ciega. No es un asunto de ideología. Es supervivencia o extinción de la especie.

Desde cuando el ser humano, gracias a sus habilidades para fabricar herramientas, empezó a transformar la naturaleza, incrementó su capacidad para satisfacer necesidades y fue inventando nuevas necesidades, o mejor, caprichos y antojos con qué satisfacer sus insaciables deseos. Aquello de lo que más se ufana, ser inteligente, lo está llevando a la extinción porque para satisfacer todos sus deseos, no hay suficientes planetas… a su alcance.

Mahatma Gandhi decía que el planeta podía surtir todas las necesidades del ser humano pero no todos sus deseos. Cuando un arrogante colonialista británico le preguntó, con motivo de la independencia de la India, si ese nuevo país se proponía emular el bienestar y nivel de vida de los ingleses, Gandhi le respondió que si Inglaterra había necesitado de los recursos de todo un planeta para lograrlo, la India necesitaría los de cinco planetas. Con lo cual muestra al desnudo la esencia del capitalismo: quitarle a los más para enriquecer a unos pocos. El capital, para lograrlo, echa mano de ciertas artimañas, como la publicidad: nos hace soñar que puede satisfacer cualquier deseo. El crecimiento capitalista se alimenta de las desigualdades para suscitar permanentes frustraciones y nuevas necesidades. En los últimos cuarenta años, la brecha entre el 20% de los más pobres y el 20% de los más ricos era de 1 a 30 en 1960; hoy es de 1 a 80. (Jean-Marie Harribey: Por una sociedad ahorrativa y solidaria). A mayor voracidad de las clases capitalistas, mayor decrecimiento de los salarios y de las prestaciones sociales.

El consumismo está acabando con los recursos, no para satisfacer las necesidades, sino para sonsacarnos el dinero. Y es tan perverso e irresponsable que la mercancía, por su pésima calidad, se convierte en basura que contamina ríos y mares y hasta el espacio exterior.

 

Perverso y codicioso sistema impuesto a sangre y fuego por los países ricos, contra buena parte de la humanidad y contra los ecosistemas de cuyo funcionamiento depende nuestra supervivencia y bienestar. Sistema que a sangre y fuego aniquila toda disidencia, todo intento de abrir alternativas. Una prueba de su terquedad suicida: la guerras del Medio Oriente. Al final de la primera guerra mundial, Europa y EEUU destruyeron el imperio otomano y crearon nuevos países a su antojo y conveniencia (Irak, Irán, Líbano, Siria…); lo que les permitió adueñarse del petróleo. Hoy continúan haciendo la guerra para salir con sus fines. Wesley Clark, general estadounidense, declaró en 2001 que los EEUU habían decidido tomar 7 países: Afganistán, Irak, Irán, Libia, Sudán, Somalia, Líbano. También codician Siria. (http://michelcollon.info/Michel-Collon-denuncia-J-accuse-y.html?lang=es).

 

“La política de Washington en Oriente Medio no consiste en salvar a Estados en quiebra sino en producirlos” para apropiarse de sus recursos. En realidad es la destrucción de los Estados.

Sarah Shields: “Staticide, not Civil War in Iraq”, Common Dreams.org, 6-12-06. “Ingredientes de un desastre estratégico” por ICAM Ben Abadía El Allaoui. Le Monde Diplomatique, el Diplo, Feb. 2007, p. 6.

 

 

Incompatibilidad entre crecimiento económico y cuidado del medio ambiente

 

Pero ¿dejar de crecer? ¿Cómo?

Habría que detener el crecimiento demográfico, disminuir el consumo (de carne, sobre todo, porque las vacas contaminan demasiado), los viajes, la calefacción… Pero para los capitalistas disminuir el crecimiento es crisis económica y, a la postre, suicidio del capital. Capital sin lucro es un contrasentido. Producir sólo lo indispensable para sustentar lo existente sería anti-capitalista.

 

Reinhard Loske, científico en política del crecimiento dice que una política económica limitada al crecimiento a ultranza tiene consecuencias nefastas para el planeta. Los problemas no se van a solucionar a través del eterno crecimiento económico. A partir de hoy, la continuación de la vida humana en el planeta es posible si se basa en el reconocimiento compartido de los límites de la ecología.

 

“Para poder salir del peligroso callejón del sistema capitalista es necesario comprender que los problemas de pobreza y desigualdad en el mundo reposan en un desigual reparto de los recursos del planeta. Esta injusta situación es fomentada intencionadamente por las clases capitalistas de las naciones occidentales cuyas opulentas ganancias se basan en la explotación de ecosistemas y seres humanos. Estos selectos grupos sociales empujan a millones de personas a malvivir dentro de trampas socio-ecológicas de pobreza y degradación ambiental para poder seguir disfrutando, en sus bunkerizados países, de unos estilos de vida despilfarradores y desenfrenados que encuentran en el paradigma del crecimiento continuo su justificación y respaldo”.

MateoAguado: EL ROSTRO SOCIO-AMBIENTAL DE LA VIOLENCIA ESTRUCTURAL DEL CAPITALISMO. Revista Iberoamérica Social.

 

Leonardo Boff dice que se ”prepara el camino para el desastre”.

Una investigación de la revista PNAS señala que el incremento de dióxido de carbono en la atmósfera ha cambiado el equilibrio entre fotosíntesis y fotorrespiración. El aumento de CO2 cambia el metabolismo fotosintético de las plantas.

Si el cambio climático continúa los desplazados en el mundo alcanzarán cifras alarmantes (200 millones). Las Islas del Pacífico Sur desaparecerían bajo el agua… y también Manhattan, Londres, Hong Kong, Holanda entera…, etc.

 

La degradación antropogénica de los ecosistemas del planeta y el aumento global de las desigualdades entre ricos y pobres son las dos causas más probables para alcanzar el colapso de la civilización humana. (Mateo Aguado: EL ROSTRO SOCIO-AMBIENTAL DE LA VIOLENCIA ESTRUCTURAL DEL CAPITALISMO. Fuente: Revista Iberoamérica Social)

Yellow Submarine, película de los Beatles, años sesenta, interpreta y caricaturiza el destino del capitalismo: es un monstruo insaciable que va devorando todo a su paso; y al final, cuando ya no encuentra qué tragar, se devora a sí mismo por la cola.

 

El autodenominado Homo Sapiens no se merece el planeta que pisa. En el breve lapso que lleva sobre la tierra el Homo Predator ya ha destruido formas de vida que necesitaron miles de millones de años para llegar a ser. Miles y miles de especies desaparecen cada año.

En realidad, el ser humano no está acabando con el planeta. Está acabando consigo mismo. Tan pronto se extinga, por bestia depredadora, el planeta seguirá girando por miles de millones de años…

 

Llegó el final de la política de crecimiento global.

El capitalismo neoliberal debe dejar el paso a una economía social y ecológica de mercado. Para salvar el planeta se necesita pasar, lo más pronto posible, a un sistema económico distinto: social y ecológicamente orientado.

Movilicémonos en contra del modelo suicida del capitalismo que nos condena a la extinción de la especie humana. No cambiemos el clima ¡Cambiemos el sistema! Sólo enfrentando las verdaderas causas de la catástrofe podremos evitarla.  

 

¿O mejor acatar al inversionista con visión que aconsejaría comprar bonos para asegurarse un valle de rocas en algún lugar de Marte…?

 

 

Colombia también está inmersa en esta tragedia global.

 

En París, el gobierno colombiano puso a disposición de las trasnacionales la naturaleza de nuestro hermoso país para sus negocios (el Menú, la película Magia Salvaje). Junto con Arabia Saudita, Colombia fue el único país de la Alianza Independiente de América Latina y el Caribe, AILAC, en oponerse a incluir los derechos humanos en el objetivo del Acuerdo.

En contra de lo aconsejable para el planeta, Juan Manuel Santos propone las llamadas Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social (Zidres), mecanismo de acaparamiento de tierras y de monocultivos de la agroindustria, generadores de degradación ambiental pues invadirían las Zonas de Reserva Forestal (Ley 2ª de 1959). Decisión en contra de lo acordado en La Habana: desarrollar las Zonas Reserva Campesina (Ley 160 de 1994): que adjudica los baldíos a campesinos pobres sin tierra, y no a grandes empresas agroindustriales, nacionales o extranjeras. Con tales decisiones el gobierno impone su violencia institucional con efectos negativos sobre las oportunidades de supervivencia, bienestar y libertad de otras personas o grupos sociales. Violencia que propicia injusticia, desigualdad, inequidad, pobreza y exclusión social.

Colombia es un país enredado en sus rencillas domésticas heredadas del S. XIX, al margen del escenario del mundo, ignorante de las oportunidades que pierde y del papel que podría tener si por fin se diera cuenta de su situación estratégica en el globo (a pesar de haberse dejado cercenar su mejor parte: Panamá). La deforestación creció en 2014 de 120 mil hectáreas a 140 mil. Las vacas viven mejor que los colombianos y se comen la selva; La ganadería –la mayoría extensiva– abarca 40 millones de hectáreas.

Además, la Conoco Phillps, y Canacol, compañías petroleras gringas, acaban de ser autorizadas para utilizar el fracking en el país!!! Práctica nefasta que dejó sin agua al Casanare!

Los wayús reclaman agua potable y seguridad alimentaria para los niños.

Mientras en el Cerrejón se gastan 34.903 metros cúbicos de agua al día para sacar carbón a cielo abierto, las rancherías más cercanas padecen hambre y sed de justicia. Los wayús nunca han obtenido una atención adecuada de parte del Estado colombiano. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tuvo que ordenar al Gobierno colombiano darle seguridad alimentaria a los niños de Uribia, Manaure, Riohacha y Maicao.

En el Chocó, la zona más lluviosa y de mayor biodiversidad del planeta no hay agua potable!!! ¿Y sus bosques? Enajenados por nuestra flamante clase dirigente a empresas extranjeras!!!

Los picos nevados del Parque Nacional del Cocuy han perdido el 30% del glaciar en los últimos 25 años. El 13 de enero Santos pone en Subasta a Isagén. Y después de París ¿insistirá en su locomotora minera?

Dice Alfredo Molano ¿cómo lograr que el país deje de vivir de espaldas a su principal riqueza, la biodiversidad?

 

 

La Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Defensa de la Vida, Tiquipaya, Bolivia, del 10 al 12 de octubre 2015 acordó, entre otras cosas:

 

1. Rechazar el concepto de “economía verde” y cualquier otra forma de explotación por parte del poder transnacional y exigir un abordaje multisectorial y multidimensional de la crisis.

2. Condenar la privatización de los recursos naturales y toda forma de mercantilización de la naturaleza. Reconocer y valorar la concepción integral de la vida de las culturas originarias en pro de la relación armónica con la  naturaleza y la supervivencia de la especie humana.

3. Reconocer la urgencia de colocar la defensa de  los derechos de nuestra especie y de la naturaleza antes que los derechos del capital. Desde esa perspectiva, reconocer la necesidad de un tribunal penal sobre el ambiente.

4. Que se condenen las guerras, las políticas imperiales y la carrera armamentista como las mayores agresiones al medio ambiente y a la preservación de la especie humana.

5. Que las autoridades públicas cambien radicalmente los indicadores de desarrollo y progreso para que tengan en cuenta los costos ambientales, la equidad social  y el desarrollo humano.

6. Cambiar los  patrones de producción, consumo y distribución del ingreso. La búsqueda de acumulación creciente de ganancias y la orientación de la producción en función de la demanda solvente y no de la necesidad social, propia del sistema capitalista, no puede, ni podrá nunca, generar igualdad, eliminar la pobreza, ni garantizar un desarrollo armónico con la conservación del medio ambiente.

7. Denunciar la llamada obsolescencia programada y que se favorezcan las tecnologías que satisfagan las necesidades humanas con el menor costo ambiental.

8. Condenar el control del comercio mundial por las transnacionales y el papel de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en la imposición de acuerdos que legitiman la desigualdad y la exclusión.

9. Acordar medidas para frenar la  volatilidad de los precios de los alimentos y la especulación, para combatir el hambre y la pobreza.

10. Denunciar la compra masiva de tierras en países del Sur por parte de potencias extranjeras  y multinacionales.

11. Promover un convenio marco para la responsabilidad ambiental y social de las empresas y legislaciones nacionales que promuevan prácticas nocivas.

12. Promover acciones de control sobre la publicidad comercial, la incitación al consumo desmedido y la creación de falsas necesidades. Un mundo en el que los gobiernos controlen la publicidad.

13. Orientar  la educación y la ciencia en beneficio del desarrollo humano y no en función del mercado.

14. Que se promueva una reevaluación integral del sistema de gobernanza ambiental existente. Generar un nuevo Contrato Social en nuestros países y a escala internacional.

 

http://www.especieenpeligro.org/index.php/cuba/2998-mensaje-de-la-red-en-defensa-de-la-humanidad-cuba-ante-la-cop-21-paris-2015