Greenpeace protesta contra la contaminación en reunión de Viena- ¡Que viva Evangelina!

Ver: El bikinazo de Evangelina

 


 

Bertolt Brecht

Durante el nacimiento de un hijo (según Su Tung-pó)

Las familias, cuando nace un niño
lo quieren inteligente.
Yo, que con la inteligencia
arruiné mi vida entera,
sólo puedo desear que mi hijo,
algún día,
sea ignorante y perezoso de pensamiento.
Así tendrá una vida apacible
como ministro en el gabinete.

 

 

 

 

EN ESTA HOJARASCA

Nuestra tienda global

Eduardo Gómez: ¿Cuál clase dirigente?

Augusto Leiva Samper: Ciencia de hoy y de mañana

 

 

 

Los Blogs de La Hojarasca

(Invitamos a nuestros lectores a participar con sus colaboraciones.)

Blog de La Hojarasca: De todo un poco

Blog de noticias: Noticias YA! Movilización contra el TLC

ENLACES DEL MES:

 

  • Número #20, mayo de 2006   

     

    Colombia: Con oligarquía

    y sin burguesía

     

    ¿Cuál clase dirigente?

    Eduardo Gómez

    En Colombia la “clase dirigente” no existe; esta expresión sería idónea (como sucede en Europa) para nombrar a una burguesía moderna, es decir a una clase dueña de los medios de producción más avanzados, que fomenta la creatividad cultural y la productividad económica, que estimula la investigación científica y técnica y que aspira a competir a escala mundial  y a ampliar sus mercados y su esfera de influencia internacional, para todo lo cual necesita apoyarse en un pueblo que tenga acceso a la educación especializada y a un alto rendimiento en el trabajo.

    Casi nada de esto es propio de nuestra clase alta porque no tenemos una burguesía, sino una oligarquía, una clase que apenas se percibe en el umbral de la modernidad, enraizada en el latifundio, en la especulación financiera, en los negociados con el estado corrupto y las mafias, y que promueve con desgano, en el mejor de los casos, una débil industria ligera y una reducida  productividad agrícola; amiga, por añadidura, de los métodos militaristas y represivos y favorecedora de una cultura ornamental y de la superstición religiosa. Una clase que ha perdido casi del todo la voluntad empresarial de crear riqueza y bienestar, que pudo animarla en los comienzos, y su aspiración es medrar como gran rentista a costa de la pobreza y la miseria del 60% de la población y de la frustración psicológica y humana  que, en diversas modalidades, aqueja al confuso y atrasado conglomerado que se llama Colombia.

    Porque no es verdad (como dice cierta izquierda ingenua y superficial) que “los de arriba” viven bien y sólo “los de abajo” se frustran. Desde un punto de vista humanista más complejo, todos en Colombia (y con las diferencias y matices del caso) vivimos en malas condiciones: las clases altas porque su parasitismo, su miedo al cambio y su individualismo feroz, generan tedio, frivolidad, vicios, aislamiento, inseguridad, que se intentan compensar con el consumismo  y el lujo; las clases bajas porque el hambre y la ignorancia las bestializa y  las clases medias porque tienen que caminar por el filo de la navaja y , con frecuencia, caer en la bancarrota o desgastarse en la sobrevivencia apenas decorosa.  Pero el consuelo de las clases altas (el consumismo refinado y el lujo)  enervan paulatinamente, atrofian la sensibilidad y la inteligencia, rebajan la cultura a una condición ornamental y de distracción, banalizándola y destruyéndola paulatinamente. La simple sensualidad en la posesión y uso de cosas   no puede ser criterio para evaluar la calidad de la existencia porque la economía se vive integralmente. La adquisición y el uso de una misma cosa cambia radicalmente según la manera peculiar como su poseedor se relacione con los demás, lo cual implica necesariamente su situación de clase y, por tanto, su  concepción tácita o consciente de la historia. Los pretendidos “triunfos” a costa de la frustración de la mayoría son logros corroídos por dentro por la soledad, la mezquindad y un egoísmo monstruoso y, tarde o temprano, generarán violencia y odio clasista, reivindicatorio o revanchista. Por eso la oligarquía colombiana tiene que gastar cada vez más, y en forma extravagante, en su seguridad; debe apoyarse cada vez más en grupos criminales a sueldo, (los cuales, a su vez, la chantajean y la desplazan progresivamente en el poder político, en la tenencia de la tierra y en los negocios), por eso se ve obligada con  frecuencia a exilarse del país, a reforzar las cárceles y  a gastar sumas exorbitantes en delatores y espías, convirtiendo el país en un campo minado por contiendas estériles y bárbaras.

    Debido a ese miedo al cambio democrático, Colombia ha entrado en una involución que abarca la mayoría de  los campos de la vida nacional y que nos acerca a  muchas de las características del ciclo de las dictaduras conservadoras de Mariano Ospina Perez, Laureano Gómez y Urdaneta Arbelaez con sus criminales a sueldo (que entonces se llamaban “Pájaros”) con su policía corrompida (que entonces se llamaba, “Chulavita”) con sus amenazas y crímenes contra toda oposición democrática (descalificándola como “comunismo” diabólico) con sus negociados turbios y su tráfico de influencias, con su persecusión y aniquilamiento del sindicalismo libre, con sus presiones sobre la prensa y su censura solapada, con su invalidación de las elecciones mediante presiones, amenazas , masacres y compra de votos, con su manipulación cínica de la Justicia, con su abyección (ahora incluso mayor) ante el imperio del norte y su traición a  las luchas democráticas de los países latinoamericanos con dignidad. Ahora como entonces, se pretende conformar un frente de la oligarquía más retardataria que, por todos los medios que se consideren necesarios,  pretende empantanar la historia. Pero hoy como entonces, todo ese despilfarro infame de energía de dinero y de vidas, será a la postre, inútil y redundará en una pérdida de tiempo precioso y en una prolongación de la agonía de un sistema sin salidas. Hasta que despierte el pueblo. 

     



    Ciencia de hoy y de mañana

    Nuestras propuestas e hipótesis a partir de la bioenética


    Algunos interrogantes cuyas respuestas fascinan al ser humano de hoy y le muestran su futuro en el siglo XXI

    AUGUSTO LEYVA SAMPER

     

    • ¿Existe la energía vital?
    • ¿Qué es la señal biológica?
    • ¿Qué es la memoria biológica?
    • ¿Qué es el espacio biológico (E.B)?
    • ¿Qué es la bioinformación?
    • ¿Qué es el tiempo cósmico?
    • ¿Qué es el tiempo biológico?
    • Sus relaciones con las nuevas teorías: fractales, caos, atractores y estructuras disipativas.

     

    Si bien es cierto que la química, la bioquímica y últimamente la biología molecular, han conducido a un gran progreso en la comprensión de esa ligazón de la “física moderna” con los sistemas vivos, aún se sigue un esquema mental en donde predomina la noción de materia, de sustancia. Pensamos que es tiempo ya de iniciar la fase de las físicas cuántica y molecular para el despegue y comprensión de la concepción energética o informacional en la biología en general y en la medicina en particular. Nociones elementales pero lógicas, racionales y científicas nos permiten explicar y lanzar hipótesis en cuanto a la estructura y función de los seres vivos, así como de su relación con el universo.

    Por supuesto que la “ciencia moderna” se basa fundamentalmente en la física quántica y su corolario la física de partículas, habiendo pasado por los conocimientos ancestrales de la antigüedad en que ya se hablaba del átomo, para llegar después a la “física clásica” con el conocimiento de la mecánica de Newton y del “método científico” desde Galileo Galilei, el célebre sobreviviente de la intolerancia religiosa. Ellos consideraban al mundo y todas sus funciones como un mecanismo de relojería exacta, y al tiempo, como algo independiente del espacio. Pero luego de la revolución quántica, gracias a la intuición e ingenio de Max Planck, y a la teoría de la relatividad de Einstein, a principios del siglo XX, llegándose hoy a las teorías de la información, del caos y de las estructuras disipativas, há debido cambiar totalmente la cosmovisión de esta humanidad, lo cual desafortunadamente, sólo ha alcanzado a una parte de ella.

    Desde nuestro punto de vista bioenergético, debemos basarnos en esos grandes progresos de la física para explicar lo que hacemos en nuestra práctica médica. Para ello nos hemos preocupado por estudiarlos y extrapolarlos a la biología, habiendo sido de inmensa ayuda la física molecular. Gracias a ella hemos podido aclarar la composición esencialmente energética de los seres vivos, pues la molécula, componente básico de las células es un sistema energético que da sostén a la materia viva, la cual no es sino un conglomerado de moléculas, constituyendo los micro y macroespacios biológicos.

    Como la energía es vector de información, las biomoléculas producen y reciben, procesan, intercambian, transducen, transmiten y conducen señales. Por supuesto que todo cambio en la estructura molecular emite una señal, gracias a los cambios electrónico-fotónicos, que se producen en ella. Debemos considerar a la molécula (en su estructura material – energética) como materia – onda, pues está constituida por partículas elementales, electrones y átomos, a los cuales desde la teoría ondulatoria de De Broglie y Schröedinger se les comprobó su dualidad, pues son al mismo tiempo y se comportan como partícula y onda.

    Todo espacio biológico - E.B.- es entonces energía organizada, estabilizada,   en incesante  movimiento, a través esencialmente del dicho fluir electrónico – fotónico constante, direccional y cambiante, siendo así un verdadero sistema de informaciones permanentes, ordenadas, dirigidas con exactitud y autorreguladas cibernéticamente. Las señales (informaciones) del E.B. se convierten  en parte del mismo espacio pudiendo “memorizarse” en él. Señal, memoria, son energía y ocupan parte del mismo E.B., es decir, para que lo comprendamos mejor, en cierta forma se “espacializan”, se materializan y se manifiestan.

    Muchos investigadores: Jagadir Chunder Boose, en Inglaterra, Bridgeman en USA, P. Baquets y J. Benveniste en Francia, Masaru Emoto en Japón,  han comprobado la existencia de la memoria de los E.B. incluso desde las mismas moléculas y, últimamente los físicos han demostrado por varios métodos, ese estado de memoria aún a partir de los mismos átomos: “un conjunto de átomos puede conservar la memoria de su condición pasada” R. Brewer y E. Hann.

    Pero los más bellos y extraordinarios experimentos sobre la memoria y el lenguaje del agua, han sido efectuados por el investigador japonés Masaru Emoto, en el último decenio, quien llega a concluir que el agua es el lenguaje de Dios. Nosotros agregamos y de la mente humana.

    Es gracias a ésta memoria molecular que se inician los “ritmos biológicos”, BIORRITMOS, que le permitieron al físico francés Emil Pinel la creación de la Cronobiología y de la Cronoterapia, valiéndose de los “momentos biológicos eficaces” o “instantes favorables” para la administración de medicamentos, método utilizado en la homeopatía y que empieza a ser sospechado por la alopatía.

    Es entonces la memoria la que impone el ritmo de las estructuras biológicas y hace del E.B. un espacio – tiempo – información E.T.I. a su vez integrado al E.T.I universal. Así la BIOCIBERNETICA responde igualmente a la cibernética del universo.

     El fenómeno de la memoria biológica tiene en medicina una importancia vital, pero aún desconocida. Es la sola explicación, para que un pequeño estímulo pueda desarrollar cuadros patológicos inmensos: reacciones alérgicas y hasta shocks anafilácticos por cantidades insignificantes de alergenos o estados mentales alterados por pequeñas emociones o por nimios recuerdos. A su vez, en fisiología explica la acción de infinitesimales concentraciones utilizadas por el organismo para su funcionamiento, a la manera como en terapéutica actúan las diluciones homeopáticas.

    Entonces, entre señal (información) – memoria – espacio existe una relación dialéctica que es, en últimas, la que crea la forma del E.B., la cual a su vez, permite la función para la cual este E.B. fue creado. Por lo tanto, cualquier alteración en uno de esos parámetros altera su forma (atrofia, hiperplasia, itis, osis, etc.) y, finalmente, su función (hipo, hiper o desaparición).

    Numerosos sistemas de información son reconocidos en biología, pero, lo que aún es desconocido para muchos, es su origen primario. Para nosotros, la información biológica se origina en el mismo intercambio de electrones y fotones entre los átomos y moléculas, pues ellos constituyen las más profundas señales de la vida.

    Siendo los electrones periféricos Pi p  de las moléculas, los más reactivos y excitables, cuyas nubes de sus enlaces móviles recubren el eje o cuerpo molecular, actúan como verdadero radar de recepción de los más pequeños estímulos o imperceptibles cambios o señales de su medio ambiente. Señales que son entonces transmitidas a través de grandes cadenas moleculares a velocidades variables, pero inmensas según el medio, pues generan campos electromagnéticos que en últimas son luz, cuya velocidad en el vacío es de 300.000 km/seg. En ésta transmisión de informaciones, las moléculas encadenadas de H2O juegan papel determinante, así como el tejido mesenquímico, de sostén o conjunto, llamado por nosotros “tejido fundamental de Pischinger” en honor al médico austriaco que le dio tal connotación, también llamado hoy “matrix de Heine”.

    De ésta forma es que existe información permanente entre todos los elementos constitutivos de un ser vivo: átomos, moléculas, células, tejidos y órganos. Todos ellos están intercambiando electrones y fotones que varían su excitabilidad (cambio de frecuencia vibratoria y de forma), variaciones que como toda variación cuantitativa, podrían ser representadas por funciones matemáticas regulares, expresadas bajo la forma de señales electrónicas codificadas, que entre ellas comprenden, pues si no las comprendieran sería un diálogo de sordos y no se producirían las sendas respuestas para integrar el lenguaje que les permita su función. Estas señales codificadas de las partes o microsistemas de los seres vivos, ya podemos ahora estar seguros, se intercambian entre sí con las señales de su entorno cósmico, comportándose las moléculas del cerebro, de los órganos de los sentidos e incluso de la piel, etc. como receptoras, decodificadoras y transmisoras de las mismas. Así, debemos aceptar que dichas señales son desmaterializadas, pues tienen sólo como vectores de conducción, las ondas de energía vehiculadas por el ambiente cósmico. La inmaterialidad se comprueba, igual y claramente en las comunicaciones telepáticas y en la radiestesia, por ejemplo.

    Así, en conclusión, los fotones son el lenguaje de células,  moléculas y átomos y nos gusta proponer a la bioinformación como el enlace natural entre la materia viva y el mundo desmaterializado espiritual, pasando por el nivel de la mente.

    Sería para nosotros, la explicación de los beneficios de la oración, de la meditación y de la visualización, en los diferentes métodos de sanación. Es la ley universal de la predominancia del espíritu (invisible) sobre la materia (visible).

    Ante estas evidencias nos es fácil, al menos, presumir la existencia de una inteligencia y de una conciencia de todos nuestros microespacios biológicos, asentadas  desde las más primarias de nuestras partículas que, junto con la bioinformación, tienen un desarrollo inmanente a su evolución.

    Importante en nuestra concepción es la noción y definición del TIEMPO.

     Efectivamente, aunque aún la humanidad, incluyendo al mundo científico, se pregunta qué es “el tiempo”, para nosotros, si miramos profundamente su génesis, “el tiempo” es una noción dada por los acontecimientos, eventos o hechos sucedidos en la historia del sistema a considerar. Ahora, según la hipótesis del modelo o paradigma del Big-bang, este fue el primer acontecimiento en el mundo de lo existente en nuestro universo; el tiempo de todo lo existente, vivo o no, se inicia allí. Podemos pensar en lo que siguió luego: sucesos tales como la irradiación de la energía del estallido, la creación del éter, del plasma y de las miríadas de partículas elementales de la materia, virtuales o no, resultantes de las incontables y permanentes colisiones en el firmamento cósmico. Todos estos acontecimientos, que parecen no tener fin y continúan hacia el “futuro”, son los que constituyen el tiempo y han permitido la creación y el mantenimiento de la vida; vida que en sí y durante su desarrollo encierra igualmente acontecimientos, creando su propio tiempo

    En una de tantas madrugadas insomnes, nos tocó hacernos la pregunta que desde entonces (1974), consideramos crucial : qué es necesario para que se produzca un acontecimiento. La respuesta no puede ser sino una : es INDISPENSABLE una SEÑAL o INFORMACION. Sin información no hay acontecimiento y por lo tanto no habrá la noción del tiempo y sin acontecimiento ni tiempo no habrá la noción de ESPACIO. El tiempo escribe la HISTORIA de individuos, sistemas y universos. La información y el tiempo son cuantizados. Llamemos a sus cuantos : bits y cronos respectivamente. Ellos siguen así las leyes de Planck.

    Lo que sucede es que las miriadas incontables de información y de acontecimientos, nos son insensibles. No tenemos conciencia de ello.

    Para nosotros existe entonces la llamada por Prigogine (premio Nobel) “Flecha del Tiempo”, tan discutida por otros físicos, Einstein y Hawking entre otros. Einstein decía que el tiempo es una ilusión o creación de la mente. También pensamos que toda partícula o subpartícula atómica, real o virtual conoce la existencia, dirección función de todas las demás partículas que estructuran con ella el átomo y demás biosistemas.

    Podemos concluir, acercándonos al científico francés Thierry Breton, que el  TIEMPO es la noción o dimensión que enlaza de manera natural el mundo histórico material, a través de los acontecimientos y,  el mundo de la información, existiendo entrelazados un tiempo individual propio de cada individuo o sistema y el Tiempo cósmico, donde transcurren todos los tiempos individuales.

    Como todos los seres vivos son producto de dichos acontecimientos cósmicos, hacen parte entonces de ese espacio – tiempo universal, E.T.U. pero también crean su propio tiempo pues desde su primera célula (y aún mucho antes), hasta su desaparición material (y aún mucho después) se suceden incontables acontecimientos, tales como reunión de átomos para constituir cadenas moleculares hasta llegar al  ovocito  y luego a los órganos; todas las reacciones o intercambio de informaciones, reacciones metabólicas, sus enfermedades, las experiencias cognitivas intelectuales, su participación en la familia y sociedad, etc.

    Estos múltiples eventos crean la noción de su propio tiempo al ser hitos de referencia micro o macrovisibles, micro o macrosensibles, micro o macrocósmicos, los cuales a su vez son producto, y crean  información. En su desarrollo, el hombre va creando, haciendo y viviendo su propio tiempo, que a su vez está integrado al tiempo de la sociedad, del medio ambiente, de la historia y del cosmos. Cada uno de esos sistemas tiene sus propias informaciones y su propio tiempo, pero como en las matriochkas (muñecas rusas), el uno está dentro del otro, integrado en orden jerarquizado, que depende de sus diferentes eventos y vivencias, originados y que originan a su vez, nueva y mayor cantidad de información.

    Al hablar de todo ser vivo, de un sistema biológico, necesariamente hay que tener en cuenta su edad. Así, el estado adulto es el estado intermedio entre la infancia y la adolescencia y la senectud. Es el tiempo el que determina dichos estados y crea la historia de los seres.

    Como ya dijimos esta sucesión de acontecimientos y situaciones que constituyen la noción del tiempo, suceden y a su vez constituyen más información, conduciendo a un fenómeno discontinuo o, lo que es lo mismo, a la existencia de quantos  o paquetes de tiempo, (cronos) como es discontinua la información (quantos de información). Así la noción de tiempo – información, está acorde con la física quántica que habla de quantos de energía y le otorga una localización  al tiempo en el espacio, constituyendo la tan conocida cuarta dimensión “espacio-tiempo” de Poincaré - Minkowski – Einstein,  dimensión a la cual nosotros agregamos el factor información. El tiempo lleva al “envejecimiento” de los cuerpos y sistemas así como de las mismas señales de información, produciendo entropía y conduciendo al caos entrópico termodinámico, producto de la máxima expansión del universo.

     

    Con frecuencia hemos observado que la concepción de la termodinámica de que caos igual a equilibrio, se presta a confusión. Nuestra interpretación, sin embargo es muy clara: el equilibrio (como se quiere considerar a la homeostasis en biología y en medicina), sí es caos por que él significa desaparición de todo movimiento. Por lo tanto, en él equilibrio ya no habrá información, no acontecimientos, ni tiempo, ni noción de espacio, es decir no hay VIDA.

    Un ser humano, es entonces un inmenso y complejo mundo conectado a ese infinito informacional del cosmos. El desarrollo de su energía y de su materia, guiado por la información, lo hace constantemente cambiante en su función y efectos, productores de hechos escalonados que son los formadores de su historia y de la noción de su propio tiempo.

    Así podemos proponer nosotros el hecho de que esos “quantos informacionales”, que integran sistemas cada vez más complejos hasta llegar a construir, por ejemplo, los órganos de un hombre, ya traen la información de una “programación suprema” con la orden  y objetivo final de materializar esas estructuras que no dejan de ser dinámicas, actuantes, participantes, gracias a sus intercambios incesantes de informaciones que las ordenan para que puedan ejercer sus funciones de todo orden: estructural, fisiológica y metabólica que sostienen la vida; porque, qué es ese algo que es capaz de integrar y permitir el engranaje de niveles y estructuras tan disímiles como moléculas, células, tejidos, órganos en el ser vivo? Tiene que ser algo que circula incesantemente entre ellos, informándoles sobre su estructuración y función. Ese algo es la “señal biológica” (bioinformación) que, por supuesto, también es energía.

    Obedecen entonces estos constituyentes energéticos informacionales de la materia, a una programación, proveniente de una realidad invisible por desmaterializada, que sólo puede ser trazada por una Supraconciencia que todo lo programa, crea y ordena, que no puede ser sino sobrenatural pues nos trasciende y, nosotros, sólo somos gránulos dentro de sus dominios que a todo enmarcan.

    Ya podemos enunciar al universo como el grande, complejísimo e infinito sistema “conciencia – energía – información – materia” que crea su propio tiempo, y es regido por una sobrenatural y supratrascendente energía potencial consciente y suprema del totum universal, que todo lo programa y da la señal (información) inicial para el desarrollo de los seres vivos.

    Los seres vivos, a su vez, desarrollan su propia conciencia, desarrollo que va ligado al acrecentamiento de la información y a todos los fenómenos propios de su vivencia, en la medida de su evolución. Es entonces una ampliación de conciencia inmanente a su evolución.

    Todas estas elucubraciones nos han motivado para proponer que la cuarta dimensión espacio  - temporal admitida por la ciencia sin ninguna duda, sea ampliada en su concepción a “información – tiempo - espacio” pues, información, tiempo y espacio son simultáneos y omnipresentes.  Esta concepción la consideramos de gran trascendencia puesto que, si ello es así, la información (la señal) pasa a ser la primera y más importante referencia de nuestro universo y de todos los seres vivos. Es por eso que llamamos a la biología en general y a la medicina y afines, para que se  adentren más al mundo quántico.

    Efectivamente, hemos visto cómo es la información (que es onda y vibración), a través de los infinitos acontecimientos que ella encadena, la creadora del tiempo. Entonces, si no existiera la información, a partir de la señal cósmica inicial, tampoco existiría la noción del tiempo  ni del espacio (ni la materia), o al menos, no tendríamos la percepción de ellos. Tal vez de esta forma es que podríamos comprender lo que los libros sagrados ancestrales de todas las tendencias religiosas nos dicen: “primero fue el VERBO”, el cual lanzó el mensaje inicial: “Hágase la luz” y todo fue creado.

    Ahora, si partimos del hecho de que toda información pueda ser variada, interferida o anulada por los actores, podemos llegar a otras conclusiones:

     

    • La realidad de la relatividad quántica y de todo lo creado, así como del “libre albedrío”

     

    • Todo lo creado existirá oscilando siempre lejos del equilibrio. Por ello es que nosotros aconsejamos hablar antes que todo de “equilibrio relativo” en biología (homeostasis), pues relativa es la transmisión exacta e invariable de toda información.

     

    • Por más complejo y caótico que parezca un sistema, siempre habrá una base o fuente de información, que en el fondo  es ordenada y dirigida en el espacio, aunque inmaterial, siendo el posible origen escondido de las estructuras disipativas, de los fractales,  de los atractores del caos, etc. Estos tendrían origen gracias a las señales y orientación a partir del orbital electrónico.

     

    • La existencia de un tiempo direccional (flecha del tiempo) no totalmente lineal, ya que una información podría producir retroceso temporal en la acción, pero las informaciones anteriores (su historia) y la memoria del espacio impedirían su reversión total. La flecha del tiempo tendría, más bien, una imagen en “serrucho,” la cual podría satisfacer a los enemigos del determinismo.

     

    • El tiempo futuro (sus acontecimientos) no es determinado de manera exacta, pero sí existe una programación previa (universal y biológica) que determina un curso natural, el cual sin embargo puede ser variado, total o parcialmente, a causa de posibles variaciones de la información. Es el ejemplo del código genético en los seres vivos, el cual puede variar sólo en parte, pues si lo fuera en su totalidad, no habría existencia, al menos en las condiciones conocidas hoy.

     

    • Precisamente por causa de la aleatoriedad de la información, que por múltiples e inesperadas circunstancias puede ser variada, es que no creemos en el determinismo absoluto, como tampoco en el azar. Pensamos en un “pseudodeterminismo” cósmico y de la vida. De paso así nos explicamos el libre albedrío, el cual no podemos explicar solo con los argumentos de orden genético, como es  la tentación de algunos autores y, más bien agregamos,  argumentos ambientales y culturales, en los que juega más la variabilidad de la información. 

     

    Teniendo en cuenta que el hombre en su afán de conocimiento, hace que la ciencia evolucione velozmente, recordemos que ya se empieza a rebasar a la misma física Cuantica. Así aparece la nueva teoría física de “las cuerdas”.

    Las cuerdas son nanoespacios vibratorios frecuenciales, con cohesión definida, que nos permiten :

     

    • Una visión integrada del ser vivo dentro de la inmensidad cósmica pues, todo  proviene de las cuerdas,
    • Comprender que energía y materia son dos fases lo mismo,
    • Que somos materia y energía vibrando en diferentes niveles,
    • Prever la existencia de espacios multidimensionales con vibraciones y frecuencias propias, que integran a los seres vivos con toda la creación.

     

    Finalmente invito a los lectores a reflexionar sobre algunas de nuestras propuestas:

    1-   En el ser vivo conciencia, información e inteligencia, existen ya desde los niveles más elementales:  partículas, átomos, moléculas, ya que :

     

    • Se reúnen con el fin determinado de construir células de manera ordenada, cumpliendo una programación previa que conduce al desarrollo  y diferenciación celular y de los órganos de un ser individualizado e independiente.
    • Presentan ya conductas intencionales: Conocimiento de su individualidad (que son diferentes a su medio y a sus componentes, así sean similares), o sea, que denotan conocimiento de su identidad que les permite :
    • Dar significado a los sentimientos que perciben.

     

    • Distinguir los medios para su acción, para cumplir el objetivo encomendado
    • Entonces no existen en la formación de los seres vivos, de forma natural, el azar, la  anarquía ni el desorden (esto es la enfermedad).
    • Los aparentes caos y el azar revelan nuestro desconocimiento de la realidad. Ellos conllevan el orden escondido en los sistemas complejos lejanos del equilibrio.
    • Existe una intencionalidad reveladora de una conducta de adaptación, que toma en cuenta la distribución consciente e inteligente entre el objetivo y fin de su existencia y los medios a su disposición para lograrlo.
    • No existen entonces relaciones indiferentes entre cada estructura y el ambiente que la rodea y permite su desarrollo.
    • Con el desarrollo de la complejidad de cada etapa en la formación del individuo, existe paralela y simultáneamente, desarrollo inmanente de su información, inteligencia y de su conciencia, demostrado por su intencionalidad de formación de estructuras más evolucionadas, complejas y competentes, de mayor capacidad de acción, cambiando su forma y por ende, su función.
    • Existe entre todas sus partes una relación consciente e inteligente para la coordinación y armonización de sus respectivas funciones, para integrar Información-Estructura-Forma-Función, que cobija tanto lo Invisible-Energético-Trascendente, como lo Visible-Material del ser.
    • La inteligencia de la vida está extensamente ligada a los Ritmos Electromagnéticos del cosmos, a las ondas invisibles que nos rodean y orquestan la sinfonía moléculo-celular.
    • El caos engendra orden gracias a las señales de información que movilizan el Espacio-Tiempo, y que permiten a la materia viva, utilizar al máximo su potencialidad para asegurar su estabilidad y desarrollo.

     

    Por todas éstas grandes razones, es que pensamos que todo es vivo en el Universo. Por lo tanto la física Cuántica empezará a dar paso a la física Biocuántica, Bioenergética y Postmoderna.