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Número 6, julio 15 de 2013


La Búsqueda insaciable, del poeta Eduardo Gómez

 

Lanzamiento de la novela en Villa de Leyva el domingo 21 de julio a las, 8 P.M. en "Tartas y Tortas de la Villa", con la presencia del autor. Se presentará además un documental sobre la vida y obra del poeta y se ofrecerá una copa de vino en su honor.


Mario Lamo Jiménez

 

 

Presentar un libro, en algunos casos muy especiales, es como presentar la obra de una vida o una vida plasmada en una obra, y este parece ser el caso de “La búsqueda insaciable” de Eduardo Gómez. 

 

Cuando leí la obra poética de Eduardo Gómez, me dije inmediatamente, “con esta técnica poética tan viva podría llegar también a escribir una gran novela”.  No había pasado mucho tiempo, cuando Eduardo me anunció que su primera novela sería publicada. Una cosa es publicar el primer poema  a los 18 años, pero otra cosa completamente distinta es publicar la primera novela a los 81, ya que hay todo un mundo de por medio, un mundo de experiencia y de conocimiento, que obviamente no se tenía décadas atrás y que se verá reflejado en la obra.

 

Y, la novela de Eduardo Gómez resultó ser todo y mucho más de lo  que esperaba. Con “La búsqueda insaciable”, Eduardo nos deslumbra en sus 504 páginas con una prosa poética que nos recuerda a grandes novelistas como Thomas Mann o al mismo Proust, con su novela “En busca del tiempo perdido”.  Tanto la novela de Proust como la de Eduardo Gómez son primeras novelas y en la misma categoría literaria de lo que en inglés se denomina como “coming-of- age novel”, o novela en que vemos el crecimiento y desarrollo del personaje de la niñez a la edad adulta. Usualmente el argumento de estas novelas es autobiográfico, y se narra la niñez o juventud del personaje, y cómo el personaje a través de observar y actuar en el mundo se entiende a sí mismo y su papel en esta tierra. Los demás personajes suelen ser personajes sacados de la familia del protagonista o amistades o conocidos del mismo, como es el caso de la novela de Eduardo Gómez.

 

La novela de “coming-og-age” o de “transición a la madurez”, pertenece a su vez a un subgénero literario, para el cual se usa la palabra del alemán, “Bildungsroman” , tal vez porque los alemanes cultivaron muy bien dicho género, en el cual se trata el desarrollo moral  y psicológico del personaje, un tema central de “La búsqueda insaciable”.

 

Este es el marco del género literario de “La búsqueda insaciable”,  aunque la novela de Eduardo Gómez va más allá de este marco, ya que en ella se entrelaza además la historia moderna del país, desde las épocas de “La Violencia”, hasta la caída de Rojas Pinilla. En la novela vemos no solamente la vida del personaje, sino además los conflictos sociales y psicológicos que confronta una persona a quien el mundo percibe como diferente por su intelecto y por su orientación sexual, y que en la búsqueda de su identidad llega a descubrir que ni su intelecto ni su orientación sexual es lo que lo define, sino el hallazgo de su yo interior, un yo político que además tiene un contenido intelectual, social y sexual.

 

“La búsqueda insaciable”, es pues, la búsqueda del personaje que llega a este mundo con muchas preguntas y pocas respuestas. El marco es la historia colombiana de los años treinta a cincuenta, en el cual el personaje pasa de una seudoapacible vida pastoril de un pueblo boyacense, a la metrópoli bogotana y finalmente a la Alemania Socialista de los años cincuenta.

 

La novela es en verdad dos novelas. La primera parte es una novela que el personaje, Randolph, escribe narrándonos su vida y su desarrollo, en un entorno conservador y mojigato, pero con muchos estímulos intelectuales, familiares y personales. El personaje se descubre a sí mismo en esta primera parte. A través de una larga introspección y del análisis freudiano y sociológico de su existencia, el personaje encuentra las contradicciones del mundo en que vive, donde los roles masculinos y femeninos vienen programados desde el útero materno y donde nadie se desvía de lo que se espera de él en la vida.

 

Es así que en la novela, siendo dos novelas entrelazadas, tenemos dos personajes principales, Randolph, quien a través del personaje de su novela dentro de la novela, Rogelio, nos cuenta toda la historia de su niñez, de su descubrimiento sexual y de su deseo de trascender  más allá de los roles fijos y esperados.

 

A través de Rogelio descubrimos a Randolph, el personaje principal de toda la novela. Sabemos, por ejemplo que Rogelio que tiene un intelecto privilegiado y que es sensible a cosas y situaciones que para los niños de su edad normalmente pasarían desapercibidas.  También vemos cómo reconoce que su orientación sexual es diferente a la de los demás jóvenes en el círculo de su vida.  Por ejemplo, sabemos de Randolph, a través de Rogelio, que de niño “se había familiarizado con el pecado, desde la tarde en que el hijo del zapatero, dos años mayor que él, lo llamó desde su escondite en los matorrales aledaños a la escuela y le dijo que le enseñaría algo…”

 

Rogelio despierta tempranamente y sin esperarlo al mundo de la sexualidad, pero su formación religiosa le hace ver su propia identidad sexual como algo pecaminoso. A la vez que se cuestiona su sexualidad le sobreviene el cuestionamiento de la religión, lo cual aparece a través de la primera comunión, ya que “había callado en la confesión aquellos momentos de embriaguez compartidos con el zapaterito”…

 

Entonces, sabemos que el personaje se ha escapado del ámbito religioso, pero con la lucha interna causada por el remordimiento del pecado que la iglesia le ha hecho internalizar.

 

La novela plantea unas importantes preguntas filosóficas y existenciales en las que navegamos todos los colombianos, entre ellas la búsqueda de nuestra propia  identidad. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Para dónde vamos? A través de Randolph, en su búsqueda insaciable por encontrar su verdadera identidad, vivimos las contradicciones sociales y políticas de nuestro país. Vemos la violencia “Chulavita”, impulsada por los conservadores, que arrasaría con pueblos y familias enteras, somos testigos del ascenso al poder y caída del mismo del General Rojas Pinilla, ya que Laureano Gómez no le era conveniente a las oligarquías criollas después de toda la violencia y muertes ocasionadas por las venganzas partidistas y terratenientes.  Esta identidad política que nos ha evadido por décadas e incluso siglos, también responde a nuestra identidad como pueblo, cosa que se cuestiona Eduardo Gómez a lo largo de casi toda su novela, así como la llamada “libertad individual”. Por ejemplo, cuando dice: “Todos los hombres serán criaturas sojuzgadas por el destino, en cuanto intenten la contradicción insoluble de actuar solos y contra los demás, en tanto sigan jugando muy serios con la ilusión de la libertad individualista, nutrida por la ilusión de que ellos aisladamente ´hacen su vida´, de que son ´culpables´ si comenten errores y merecen por tanto ser castigados” (pág.  476), el novelista se cuestiona los mismos principios de toda la filosofía individualista occidental, que pretende que el hombre puede elegir su destino, aislado de un contexto social, el cual en muchas ocasiones ni siquiera entiende.

 

“La búsqueda insaciable”, más que una novela, representa todo el cuestionamiento de los valores de un sistema: valores políticos, sociales, religiosos, económicos, sociales y sexuales, que nos han convertido en una sociedad hipócrita, liderada por políticos corruptos y con las mayores desigualdades e injusticias sociales en el mundo y en América Latina.  

 

“La búsqueda insaciable” no es una novela contemplativa ni una novela neutral, definitivamente, su personaje toma partido en esa búsqueda, por los desposeídos de la Tierra, a la vez que nos ofrece una impresionante radiografía de nuestras propias contradicciones, viviendo en un medio que representa la negación de nuestra propia humanidad, y que lo seguirá haciendo mientras no nos cuestionemos la existencia, como Randolph, el personaje de la novela, quien llega de esta manera a la conclusión definitiva de su vida y de la novela misma:

 

“Nuestras pequeñas muertes abonarán otras vidas.

Nos fundiremos (no del todo) con la entraña colosal del Todo

para volver a encontrarnos en la inocencia del comienzo

por siempre pendulando en el Misterio de los misterios”.

 

Un final extraordinariamente poético, para una novela cargada de lirismo y de reflexiones profundas sobre la esencia misma de la vida. Pero no podría ser de otra manera, siendo esta la novela de un gran poeta.