Enrique Santos Molano 'padece' anacronismo
ALEJANDRA CASTAÑO ALZATE/La Patria, Manizales
Del linaje de los Santos que aún viven, él es quien más años posee. Es tío de Juan Manuel, sí, el actual presidente de Colombia, y es hijo de Enrique Santos Montejo, 'Calibán', periodista, excomulgado, crítico sagaz y quien contribuyó, como pocos, a la política y a la historia del país. Este artículo podría acabar con Santos Molano como escritor y periodista, aunque sea evidente su gran aporte a la literatura, historia, política y al pensamiento crítico de los colombianos, no por falta de méritos, sino porque como dijo en una entrevista para El Tiempo refiriéndose a Antonio Nariño, a quien estudió por lo menos 50 años, "hay personajes que han tenido vidas muy interesantes, dignas de ser noveladas".
No será una novela, por ahora. Será una conversación, de tú a tú, porque Enrique pide que le quiten el don, saluda de mano y apretón, se ríe de los chistes malos que le hacen los periodistas, contesta el celular en plena entrevista asegurando que no puede hacer esperar a la 'comandante' y como esos caballeros, que se han acabado en parte por la errónea idea de la liberación femenina, sale de su habitación con sus invitados y los lleva hasta la puerta del hotel en el que se está quedando, como si los despidiera de su hogar.
Ha contestado preguntas sobre José Asunción Silva, Gonzalo Jiménez de Quesada, Rufino José Cuervo, Adiós Panamá, Crónica de la luz, Mancha de la tierra, pero, inexplicablemente, poco hay publicado sobre sus memorias fantásticas, no el libro. El anacronismo que 'padece' don Enrique, aunque le moleste el tratamiento de elevado rango social, ya muy generalizado, se debe a un pensamiento y a una posición inamovible: está de acuerdo con lo que signifique libertad, pese a que tiene un apellido que lo pone en juicio, a priori, y a que 'Google dice' que tiene 73 años. "¡No ha existido en la historia semejante instrumento para ahorrar tiempo como Google! Eso de uno irse a la Biblioteca Nacional para buscar una cosita, quita todo el día. Tampoco se puede sobrestimar como si fuera la única herramienta, porque hay que profundizar y leer", expresa Santos Molano. No ha abierto cuentas en redes sociales ni las abrirá. Siente que ya no está en edad para esas cosas y les tiene miedo: "Miedo a que termine perdiendo la privacidad, puede que no corresponda a la realidad lo que le estoy diciendo. Sé que son maravillosas para la comunicación... es grandioso llegar a millones de personas en segundos, ¡pero no!". Prefiere los libros impresos y cuenta que ya acostumbró sus ojos a la lectura digital.
Con voz suave, firme y sin sorprenderse, responde lo que piensa de la eutanasia y la homosexualidad. "Cada quien tiene derecho a disponer de su vida de acuerdo con las circunstancias que esté pasando y con sus sentimientos. Hay cuestiones que ni siquiera debe tratar la ley, porque existen derechos naturales", explica con calma. Habla, mientras se ríe, sobre la donación de órganos. "Yo no tendría inconveniente en donarlos... siempre y cuando sirvan", vuelve a reír. Se pone serio, de nuevo, para agregar que "ojalá el proyecto de ley sobre la donación quede muy bien implementado, pues un banco de órganos sería de mucha utilidad para la medicina y la salud de este país". Sobre su sobrino, Juan Manuel Santos, se expresa sin la euforia de los lazos de sangre. Le da y le quita lo que le corresponde, según su criterio. "Es un desacierto que el proceso de paz hubiera cogido ese camino. Si era un tratado de paz, la cuestión no era decir qué tienen que pagar o qué no. No se está hablando de una rendición, la guerrilla no se está rindiendo y el Gobierno tampoco. Son dos enemigos que se sientan a firmar la paz y después de eso se trata el posconflicto. Ni siquiera se ha firmado la paz y ya se está hablando de posconflicto". Admira que el Gobierno intente apostarle a la paz, pese a lo que no ha hecho bien. "Se ha empeñado en conseguirla, después de 70 años en guerra. Eso es valioso". Agrega que otro acierto del jefe de Estado, su familiar, ha sido rescatar la infraestructura del país".
Parece que recuerda algo: "En educación no ha dado bola, al igual que en la salud. El problema es que tiene que sujetarse a lo que le imponen las normas neoliberales". Continúa con un pequeño análisis de la situación económica que afronta Grecia, sigue con Rusia, multinacionales y privilegiados. ¿Está de acuerdo con la reelección? "Es un derecho del pueblo decidir si un Gobierno es bueno o malo. Cuando le dicen al pueblo que no puede reelegir, le están quitando algo que le pertenece", le vuelve a apuntar a Santos. ¿Usted no sabe quién soy yo? Sí, me parece una expresión muy ofensiva para un país democrático. Es como la prepotencia de los amos. Hay que desecharla de las costumbres. En este momento histórico de la economía, ¿tiene dólares 'por ahí guardaditos' para cambiar? Suelta una carcajada. Tranquila, tranquila, no fue un mal chiste. Tiene razón, ¡si yo tuviera dólares estaría feliz! Para la economía de Colombia es buena el alza, si se aprovecha. La industria del país puede volver a recuperarse y reactivarse como generadora de empleo e impulsora de la economía. También se podría reponer de la importación indiscriminada de productos, todos baratos, que nos estaban llegando del exterior. El dólar alto perjudica a los importadores y beneficia a los exportadores.
Si se dedican a especular con eso, se va a perder una bonita oportunidad. Se le hace una pregunta desenfocada: ¿En qué es malo? No sé muchísimas cosas. La historia la domino más o menos. Me falta mucho conocimiento en geografía, no he tenido tiempo de aprenderme cosas como las capitales, los mares, los ríos de no sé dónde... pero es que esas cosas ya no tiene uno que sabérselas porque están ahí, en Google. Es mejor aprender a analizar y no memorizar, eso ocupa espacio.
Cuando le cuente eso va a saber por qué digo que es curioso, recuerda a su padre. "Alguna vez estaba mi mamá tomando fotos en una finca y él le dijo: Y a mí si no me toma, ¿no? Ella le respondió que ya le había tomado cuatro y él le contestó: ¿Y para qué tantas?" De él heredó la impaciencia, aunque asegura que ya la desaprendió. "Como mi papá era así pensé que eso era bueno y realmente no es una virtud. Hay que andar con calma por la vida para asimilar muchas cosas que se pierden por no esperar". Y si a usted, en este momento, la existencia lo obligara a criar un nieto, ¿cómo lo haría? "Lo educaría de la misma manera que a mi hijo. Sería dándole al máximo cariño de mi parte, buen ejemplo y haciéndole sentir que siempre va a tener un apoyo en mí, cuando me necesite yo voy a estar ahí. Eso le va a dar una seguridad para todo lo que haga". - See more at: http://www.lapatria.com/variedades/enrique-santos-molano-padece-anacronismo-215740#sthash.XOF4FhEN.dpuf