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       GARLANDO CON JACINTO JARAMILLO

         

Mario Lamo Jiménez

Pocas personas en Colombia se podrían jactar de haber descubierto lo que descubrió Jacinto Jaramillo. Él afirmaba sin vacilación ninguna: "Yo fui el descubridor de la belleza nacional". Y Jacinto no sólo la descubrió, sino que también se la inventó. Poeta y bailarín, pintor y coreógrafo, a través de su obra se dedicó a explorar la esencia de esa belleza nacional.

 

Y para Jacinto la belleza nacional radicaba en el pueblo y no en las oligarquías. A través de nuestro folklore, Jacinto encontró las raíces de todo un pueblo sediento por beber del manantial de nuestros ancestros. Y para Jacinto Jaramillo, nuestros ancestros eran de color negro, cobrizo y blanco. Mestizos como la tierra después de la lluvia, del color de los lechos de los ríos turbulentos y bellos como los atardeceres de la selva. La obra multifacética de Jacinto Jaramillo es un legado para que el pueblo colombiano se entienda a sí mismo. Humanista como sólo un paisa con espíritu de montaña y corazón andariego podría serlo, Jacinto solía decir: "Sin justicia no habrá paz en Colombia". Y Jacinto Jaramillo entendía que la violencia colombiana era la hija adoptiva de cinco siglos de injusticias acumuladas.

Por eso en sus pinturas se burlaba de los ricos y de su sistema con hedor a vaso de noche mal lavado. Amante de las mujeres y de las flores bellas, reflejaría también esto en sus cuadros, así como su poesía y su visión del mundo. "Pintar para mí es una necesidad biológica", afirmaba Jacinto y cuando se burlaba de los generales de la patria, decía: "Yo detesto todos los ejércitos del mundo, creo en el ejército libertador de cada pueblo. Por eso mi amor por el primer hombre de América, Simón Bolívar. Pero ahora estamos en las mismas, se murió él y siguieron las guerras civiles. Yo no odio a nadie. El no querer no es odiar. El no respetar no es odiar. Tengo pocas cosas de qué arrepentirme". Y con la natural picardía del paisa, se burlaba no sólo de la vida, sino hasta de la muerte: "Si yo creyera que hay un cielo...pero ya no estoy creyendo. A mí me decían cuando estaba chiquito: 'Dicen que en el cielo venden natilla y están los marinillos allá que chillan". Yo no creo en el milagro, el milagro no existe y los que creen en el milagro están preparados para creer en el milagro. Los mitos son los que separan los países, unos creen en Cristo, otros en Mahoma...

Y Jacinto confesaba su vida hasta lo profundo del alma: el amor. "Me preguntó una vez alguien, ¿Jacinto usted es feliz? En el amor no fui feliz porque la mujer que más quise no quiso casarse conmigo". A pesar de eso, tuvo dos hijos, una de ellas la conocida Isadora Norden, además de cientos de hijos adoptivos: Todos los alumnos que aprendieron con él la belleza del baile. Una vez alguien dijo de Jacinto: "Jacinto está creando algo que dejaron morir aquí. Está cuidando la cultura nacional". Y por ese otro amor, el amor al pueblo, Jacinto era inmensamente feliz. Él afirmaba: "Yo vivo rodeado de la amistad, de la ternura del pueblo de la comprensión".

En materia de política, Jacinto Jaramillo fue un crítico acérrimo de los gobiernos oligárquicos que ha sufrido Colombia desde la idependencia misma. "El gobierno vende los venenos. Las amapolas estaban quietas y los de arriba decidieron que el negocio era vendérselo a los gringos. Aquí no queda sino el 30. El 70 se queda allá. ¿Usted conoce la canción de la amapola? Reina del campo amapola...aquí buscan la paz, pero la paz es una resultante de la justicia, el que diga lo contrario es que es tontico o un avivato o las dos cosas. Mientras haya una injusticia no habrá paz. Las drogas nos las traen los Estados Unidos, las armas vienen de Francia y de Estados Unidos. Eduardo Santos mandó a bombardear a los indígenas...y uno tiene que callarse. El día que yo me muera si alguno va a decir esta cabeza...¿para qué? Para ver porqué demonios este tipo le llevó la contraria a medio mundo. Porque éste no fue un tipo normal como todos nosotros. Es un tipo raro. Es un bicho. Tengo fe en que algún día se enamoren como la verdad que es muy bella. Que es como una pareja desnuda. El hombre sólo es un animal. Más inteligente que todos, pero eso es todo". Y ése era Jacinto Jaramillo, en sus propias palabras, un paisa con corazón de carriel, arriero del alma de cuya boca sólo se oyeron verdades y para quien el verdadero pecado era la mentira. Y por no haber querido vivir en pecado, los libros de historia hoy quieren relegarlo a la peste del olvido.