P A N O R Á M I C A D E L A F L O R I D A
J.Mario Murillo
Acabamos de hacer un viaje por varias ciudades y pueblos de la Florida. Tierra verdaderamente “florida”, porque tiene una vegetación exuberante. Así la llamaron los españoles: la encontraron tachonada de flores como la vimos nosotros por Sarasota y Tampa.
Miami revienta de cubanos. Y tiene toda la gama de los latinos del continente; muchos colombianos. Las gentes piensan en las playas, en los hoteles, en las lujosas casas con vista al mar. Nosotros gustamos de la deliciosa comida colombiana en el “Pueblito Viejo” y del excitante paseo a los EverGlades. Ese ambiente de jungla con paisajes de vegetación exótica es una laguna de diez mil kilómetros cuadrados cubierta de hierbas y árboles; algo fascinante. Y en medio de esos pantanos inmensos la fauna de variados pájaros y de cocodrilos que se asoman furtivos.
Algo está cambiando en el ambiente de Miami. Ya se están cansando de tantos improperios contra Fidel. Parece que las nuevas generaciones de cubanos-americanos no creen en el embargo, ni que el odio va a tumbar a Castro. Aparecen más liberales y hasta seguros de que el diálogo que propone Obama, va a ser más efectivo para lograr la democracia en la Isla. Florida es de Obama.
Es muy hermosa la costa floridana sobre el Golfo de Méjico: admiramos los bellos campos y las ciudades colmadas de gentes retiradas: Naples, Fort Myers, Sarasota, San Petesburgo, donde se refugió Salvador Dalí durante la dictadura de Franco. Admiramos el hermoso museo de sus obras ejecutadas allí y donadas por Dalí a esa ciudad. La ciudad de Tampa y sus alrededores es elegante en unos sectores y antigua y colonial en otros. No se ven por allí muchos inmigrantes hispanos. Quizás en los campos de arroz y en los naranjales, donde abundan los mejicanos y haitianos. Los colombianos recién llegados, sin papeles, se refugian en las ciudades y pueblos con tareas de aseo en las oficinas y casas privadas.
Atravesamos de nuevo, ahora por el centro la península de oeste al este, y llegamos a Cabo Cañaveral. Al día siguiente hicimos una visita al Centro Espacial Kennedy. Interesante y emocionante lo que ha sido capaz de hacer el hombre en el ambiente del espacio. Vimos la primera cápsula espacial, vimos el Apolo, el Discover, los instrumentos y vestidos de los astronautas que fueron a la Luna y los adelantos que han logrado hacer para facilitar estos viajes, al principio tan incómodos y todavía tan peligrosos.
Seguimos nuestro viaje a San Agustín, donde apareció Ponce de León en 1513, un viejo puerto, con un Castillo, el de San Marcos, construido en 1672, como el de Cartagena, con todo su aspecto colonial, hermoso y saturado de historia. Visitada con frecuencia por el Pirata Inglés Sir Francis Drake. Su vieja catedral restaurada. Allí los hispanos cuentan en los restaurantes y en el transporte.
A unos 50 kilómetros al norte está la ciudad de Jacksonville, con casi dos millones de habitantes, ciudad industrial, el puerto más importante del Norte de Florida. Hay colombianos y cubanos en abundancia. Famosos los antojitos que fabrican.
La ciudad señorial de Florida es su capital Tallahasi. El edificio más alto es el Palacio de Gobierno. Es el único que se ve desde el aire porque la ciudad parece como un bosque. No se notan las casas. Es pequeña, pero su Universidad es grande. Tiene 40 mil estudiantes de los cuales el 28% son latinos que vienen del sur de la Florida. La ciudad tiene 150 mil habitantes y la mayoría son profesores y servidores de la Universidad y de la educación. Su industria es la educación. La ciudad, fuera de ser la cabecera del gobierno estatal, está dominada por la Universidad. Dos de nuestros contactos en la ciudad son profesores de la Universidad. Su casa es un remanso de paz, rodeada de árboles y de flores. Es la verdadera casa florida.
Hay una ausencia casi total de hispanos, un 3%, que trabajan mayormente en los campos de la uva. Del total de trabajadores de la ciudad hay una muy pequeña participación latina.
Volamos de Jacksonville a Miami y después de una fugaz visita a la playa y a la familia, retornamos a nuestra casa californiana. Le estábamos huyendo al Huracán. |