Header image  
             alianza de escritores y periodistas  
  INICIO  

                NOTA EDITORIAL

          

        CUBA, medio siglo de libertad

                  

                   

          El próximo primero de enero se cumplirán cincuenta años del triunfo de los rebeldes barbudos de Cuba que, bajo el mando de Fidel Castro, derrocaron la tiranía de Fulgencio Batista, y liberaron al pueblo cubano no sólo de la opresión de un dictador, sostenido por la gran potencia imperialista del Norte, sino que el mismo tiempo libraron la hermosa patria de José Martí de las garras del mayor Imperio que registra la historia, incluso superior al Imperio Romano.


Después de la derrota en la toma del Cuartel Moncada en 1953, de los años de prisión, del exilio en México, y de tres años de guerra de liberación en la Sierra Maestra, apoyados y estimulados por el pueblo cubano, los rebeldes de Fidel Castro entraron en La Habana el 1º de enero de 1959 y dieron inicio a la Revolución Cubana, quizá uno de los cinco hechos más importantes del Siglo XX por la enorme influencia que ha tenido en este medio siglo de la historia universal.

El Comandante en Jefe de la Revolución, Fidel Castro Ruz, declaró a principios de los sesenta que la revolución cubana era una revolución socialista, lo que marcó la ruptura frontal con la plutocracia occidental que se regía entonces, y todavía hoy, por el dictado de los Estados Unidos. Aunque la Unión Soviética y China, las dos potencias socialistas, prestaron su apoyo a la revolución cubana, la Isla de Martí, haciendo honor a la estrella solitaria de su bandera, ha tenido que sostener, contra todo y contra todos, una revolución hecha por el pueblo, desarrollada por el pueblo y defendida por el pueblo cubano. Desde la primera agresión militar contra Cuba, en Playa Girón (1961), en que los mercenarios, armados y auxiliados por los Estados Unidos, sufrieron aparatosa derrota a manos del ejército de Cuba, que lo era todo el pueblo, hasta los mil y un intentos de asesinato del Comandante en Jefe, Fidel Castro, por parte de la CIA, y el infame bloqueo de cuarenta y seis años, y de la aún más infame detención y condena de seis jóvenes cubanos luchadores contra el terrorismo, que hoy pagan su valor y su coraje en las cárceles de Estados Unidos, todos los intentos por aniquilar la revolución cubana han fracasado. Cuando se disolvió la Unión Soviética, y se vino abajo el mundo socialista, los enemigos de cuba apostaron que Fidel Castro caería en tres meses y que los enemigos de la revolución cubana entrarían triunfantes en La Habana. Han pasado dieciocho años y el presidente Fidel Castro sólo renunció a su cargo hace dos años por causa de una gravísima enfermedad, y su hermano, el general del Ejército, Raúl Castro, fue elegido presidente. La revolución cubana sigue firme, avanzando, y más aplaudida que nunca.

Cuba le ha dado al mundo ejemplos que la historia relatará con admiración y con asombro. Ejemplos de dignidad, de serenidad inalterable en el manejo de la adversidad y de las no pocas etapas críticas que ha vivido la revolución, debidas, sobre todo, al bloqueo criminal impuesto por los Estados Unidos. Cuba es hoy una nación donde, desde hace décadas, no existe el analfabetismo, no existe ningún cubano sin acceso a la salud, y ha sido erradicada la miseria. Donde se ha logrado una de las medicinas más avanzadas del planeta, verdadera ciencia médica al servicio del ser humano, y no el repugnante negocio de la salud que conocemos en los países del capitalismo salvaje. Sin el bloqueo, con toda seguridad Cuba sería hoy el primer país latinoamericano donde no quedaría el menor rastro de pobreza. Y a pesar del bloqueo, la Perla del Caribe está muy cerca de lograr esa meta, de la que la mayoría de sus hermanas latinoamericanas –no sujetas a ningún bloqueo—se hallan todavía muy lejos y muchas de ellas con índices aterradores de miseria.

Saludamos, con emoción y con respeto, a Cuba al cumplir su primer medio Siglo de Libertad y de haber realizado trascendentales reformas en el sentido en que lo pidió el apóstol José Martí: reformas Efectivas y Esenciales. Cincuenta años después del triunfo de los barbudos, y gracias a él, América Latina se ha enderezado por los caminos de la dignidad y se está liberando de la dominación imperial. Una liberación que no es simplemente teórica y formal, como lo fue la conseguida en la primera independencia, sino efectiva y esencial.