BIENVENIDOS A VILLAVIVAVive

                                  

 

Número 20, Julio 15 de 2014

 

 

Pasión, ficción y dinero

 

 

 

 

 

Un texto de Alain Badiou seleccionado por Fernando Cordovez

 

El dinero es equivalente a cualquier cosa. Esto hace que exista la pasión por el dinero. Esa pasión por el dinero sustituye la pasión por todas las cosas que deseamos. Es como si el dinero se pusiera delante de las cosas que queremos y fuera el medio de satisfacer cualquier deseo………

 

La pasión por el dinero también es la pasión por un objeto de deseo que no está realmente definido, es algo que aparece como un deseo vago, un deseo general y por llamarlo de algún modo: un deseo “infinito”. Esta es la razón por la que el dinero es como un sustituto de lo real y escencial.

 

Esto necesariamente origina violencia porque ese deseo indeterminado que es al mismo tiempo absoluto y general, es un deseo que desemboca en un régimen de competición.. El dinero es lo que organiza la violencia de la competición. Naturalmente entre la violencia que reina entre los seres humanos y el dinero hay una conexión directa. Desde siempre después de todo, principalmente matamos por dinero.

 

El lenguaje del dinero pretende no tener límites, esa es la razón por la que se trata de un lenguaje desquiciado. Es un lenguaje que presenta un mundo que carece de límites, un mundo de deseos ilimitados. De hecho, el dinero llama al dinero. El dinero es algo que siempre requiere más dinero. Por esto los que se consideran ricos nunca son lo suficientemente ricos para sus gustos. Está claro: los considerados ricos nunca son lo suficientemente ricos porque no se trata de tener dinero, siempre se quiere “más dinero”, y esto es un deseo sin fin. Y como deseo ilimitado podríamos decir que, en realidad, no construye un mundo real. Hay una razón para decir que el límite de un lenguaje es también el límite del mundo y si el lenguaje pretende no tener límites entonces es como si el mundo tampoco los tuviera: entonces el mundo se funde como mundo, se deshace en un instante. En suma, la pasión por el dinero es una pasión abstracta, no es una pasión que pretenda conseguir algo concreto. Y esto también está en la raíz del problema.

 

En el mundo actual las ficciones dominantes son aquellas que de un modo u otro están relacionadas con la dominación del dinero. Estas ficciones se construyen alrededor de la cuestión del deseo ilimitado y de la competencia. Ellas nos dicen cómo el dinero desencadena pasiones, crímenes, la posibilidad del amor, la traición, etcétera. Son las pasiones de un deseo ilimitado. Si queremos regresar a un mundo verdadero, que implique que admitamos los límites del lenguaje y que sepamos cómo usar la ficción al servicio de la verdad y no al servicio del deseo ilimitado, entonces necesitamos cambiar la ficción, esto es algo seguro.

 

Necesitamos cambiar la ficción, esto es algo muy importante. Se podría decir que es el gran reto de los artistas contemporáneos. Una responsabilidad de los artistas contemporáneos es la de proponer una nueva ficción. Lo cual no es fácil porque inicialmente las nuevas ficciones no son reconocibles. Resultan extrañas en un mundo dominado por la competición y el dinero. La creación de nuevos modos de ficción y nuevos modos de crear ficción es de suma importancia.
Un modo diferente de regular los intercambios sería una alternativa al actual estado de cosas, es algo que puede ser imaginado. En particular, hay muchas posibilidades de intercambios directos de objetos, bienes, etc. que son abandonados. Esta es una sociedad de desperdicio masivo. Puesto que la apropiación de objetos es siempre privada esto supone un desperdicio colosal. De hecho la cantidad de cosas que una persona acumula y nunca usa es enorme. Esto nos concierne a todos. Se podría tirar las cosas o donárselas a alguien o hacer otra cosa. La sociedad no solo regula los intercambios y la competición por el dinero, sino que también organiza el desperdicio. Lo que se necesita es una organización amistosa de los intercambios que sea realizada de otro modo. Se trata de una cuestión difícil, delicada que llevaría tiempo. El intercambio desarrollado y comprendido de un modo masivo -un intercambio no monetario - es posible. En la antigüedad sociedades enteras han practicado intercambios no monetarios. Este intercambio en el mundo actual se puede organizar en comunidades.

 

Han existido proyectos utópicos de monedas provisionales, útiles en un momento dado y que no pueden ser acumuladas. Se trata de monedas que sirven sólo para ese intercambio pero no pueden existir en el capitalismo porque no son capitalizables. Es verdad, pero puesto que hoy en día la capitalización tiene lugar mediante el simple click de los ordenadores, la desaparición de la moneda no solucionaría nuestro problema. La memoria del ordenador tendría que desaparecer también.

 

Internet es un medio técnico que puede servir para hacer el bien o el mal, por sí mismo no decide nada. Internet es algo que ya está masivamente repitiendo dictaduras basadas en el comercio financiero, pero también resulta útil para la comunicación entre las personas, para manifestaciones políticas, etcétera. Sirve para todo, con esta herramienta podríamos, y realmente deberíamos, tomar ventaja de sus aspectos positivos. Pero Internet no va a decirnos cómo hacerlo, sino que nosotros debemos crear estos mecanismos.

 

Por el momento las organizaciones internacionales están condicionadas por una visión dominante que no es otra que la del poder. No tienen un programa dictado realmente por una nueva visión del mundo. Las políticas existentes son diseñadas para la caridad -es lo que son- hay una ligera redistribución de las necesidades vitales hacia los pobres. Esto siempre ha sido una parte del sistema en el cual giramos. En el Siglo 19 existía la señora burguesa que daba cosas a los pobres. En esa época esto se sustentaba en la religión, ahora tenemos organizaciones internacionales pero siempre se ha tratado más o menos de lo mismo.

 

Podemos reconstruir un mundo donde la pasión y la felicidad sean orientadas hacia la verdad. La verdad es aquello que somos capaces de crear, de inventar. Así que esa puede ser la pasión de la humanidad: la invención, la creación y el compartir la creación. Mucho más que la pasión por la acumulación y la competición. ¿Por qué las malas pasiones importan más que las buenas? No hay una respuesta a esto. La sociedad está organizada alrededor del dinero y de la competición. Si estuviera organizada de otro modo, veríamos -y es algo que ya podemos ver en círculos más pequeños y en pequeñas sociedades- que la creación, la invención y el compartir pueden ser cosas más importantes y más felices.