BIENVENIDOS A VILLAVIVAVive
Número 1, Mayo de 2013
En el medio: Claudia Calderón, Directora y fundadora de la Orquesta Sinfónica
Infantil y Juvenil "Antonio Ricaurte" de Villa de Leyva
Música para la libertad
Mario Lamo JIménez
Claudia Calderón es la fundadora y directora de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de Villa de Leyva, “Antonio Ricaurte”. Pianista y compositora profesional, con estudios en Alemania y en México, ha dado conciertos por todo el mundo, y no solamente se ha dedicado a compartir su arte, sino que además decidió crear una orquesta sinfónica infantil y juvenil, donde los estudiantes tuvieran la oportunidad de aprender a tocar música clásica en instrumentos de cuerda.
Un sueño que parecía difícil de lograr hace un par de años, ahora se ha vuelto realidad. La experiencia de Claudia ha sido única, ya que ha creado una orquesta de primera categoría, que es un gran orgullo para Villa de Leyva, y a su vez un digno ejemplo, no solo para las grandes ciudades de Colombia, sino del mundo entero.
Una apacible tarde soleada nos sentamos a charlar en uno de los cafés al aire libre que abundan en Villa de Leyva, donde con gran intensidad y pasión por lo que está haciendo, Claudia nos contó así su historia…
“Yo formé un grupo de piano llanero, desarrollando la tradición original del arpa de Colombia y Venezuela, que es una música de joropo que está extendida por toda la cuenca del Orinoco. Es una música muy virtuosa y muy rápida, con un ritmo muy marcado y muy alegre.
Con este tipo de música yo hice una investigación muy profunda y desarrollé este grupo. Esta música es de tradición oral, no existe ningún tipo de escritura y yo empecé a escribir todas esas piezas y a descubrir que son piezas que tienen la calidad de la música de Scarlatti, y casi como de algunas partitas de Juan Sebastián Bach y piezas similares. Estas piezas son de una cristalización de muchos años y como de un estilo barroco, conservado en el folclor de una manera muy precisa, muy matemática, muy exacta y muy hermosa.
Yo me fasciné mucho con esto y durante años lo trabajé y es una de las especialidades más profundas que he tenido…”
“Después tuve un par de becas en México y desarrollé un trabajo complementario y expansivo de este, que era la investigación de la música del arpa y de toda la región de Veracruz, en México, que se llama el son jarocho y es una música, como el joropo, también derivada del fandango español, que es un complejo musical que proviene de los siglos XV y XVI, todo el período del Renacimiento español, con la influencia también árabe, y todo esto genera lo que se llama el espectro del fandango, que es un cancionero ternario que trae una cantidad de ritmos y armonías muy precisas de toda esa época, que incluye sones como malagueñas, peteneras, folías, etc., y todas estas piezas fueron las que trajeron los conquistadores a América y las que sembraron en la cuenca del Caribe y de las que se desarrolló el joropo de Colombia y Venezuela y el son jarocho de México…”
En 1987, Claudia se traslada a Venezuela donde conoce al maestro José Antonio Abreu, fundador de “El Sistema”, método innovador para la enseñanza de música, en ese país. Allí es donde aprende en qué consiste “El Sistema”, el cual se utiliza tanto para la ejecución de la música como para la docencia.
“El Sistema es una estructura que se originó a raíz de la creación de la Orquesta Simón Bolívar, hace ya unos cuarenta años. Fue formada por el Maestro Abreu con un equipo de amigos. Poco a poco fue generando un proceso pedagógico y un proyecto social, sobre todo, es un proyecto social ya que les da a los niños de todos los estratos sociales la oportunidad de recibir formación musical y de participar en un trabajo de equipo, solidario y comunitario, como es la música y en la disciplina de formación que exige la música.
Es un poder transformador que aleja a los niños de la violencia familiar o de la pobreza espiritual de su entorno, de la miseria de la condición humana y les abre las puertas a la integración, social, familiar y creativa y les abre las posibilidades a un futuro como músicos. Sobre todo desarrolla seres humanos integrales, ya que desde un principio, los niños y jóvenes se ven transformados por el fenómeno estético y de sensibilización y de liberación que produce la música y que al ser además compartido en grupos, en orquestas, crea un tejido social que transforma en verdad a los niños.
Así se crearon orquestas juveniles e infantiles por todos pueblos y ciudades en Venezuela y se les dio una oportunidad desde el primer día a niños que nunca habían tenido instrumentos en sus manos, que no conocían nada de música, con el método ‘aprender tocando’.
Se usan algunas bases del método Suzuki durante los primeros meses o semanas. El método es el de un aprendizaje gozoso, a través del sentimiento que desde el primer día ya estén tocando. No se trata de estar en una clase de solfeo, aburrida y militar, en la que prima la obediencia y en un medio estéril, como es el inicio en algunos conservatorios del mundo, con una metodología fría e individualista.
Así se inicia con un proceso colectivo que genera una gran motivación entre los niños, con un principio de competencia sana que acelera muchísimo el proceso de aprendizaje. Los niños se motivan al ver a sus amiguitos aprendiendo la música. El método colectivo acelera increíblemente el aprendizaje. En Venezuela hay más de 300 orquestas, en Caracas hay más de 20 y como 50 coros. En Venezuela ya no caben los músicos. En estos momentos Venezuela es vanguardia musical a nivel mundial. El gobierno de Chávez continuó propiciando un trabajo que ya venía haciendo el maestro José Antonio Abreu. El gobierno de Chávez lo apoyó porque se dio cuenta de que era el producto cultural más alto que tenía y más digno de ser mostrado a nivel internacional.”
El éxito del sistema
“El sistema da un entusiasmo y una alegría de tocar como casi una felicidad de tocar música. Directores europeos de altísimo renombre como Simon Rattle y Claudio Abbado han visto que en Venezuela se ha como rescatado el verdadero gusto por tocar la música clásica. La música es casi como si hubiera vuelto a nacer porque la están tocando los niños, unos niños con una gran frescura y el mundo no se había dado cuenta de que esta música era tan apta para ser aprendida desde la más tierna infancia y que al ser aprendida de una manera colectiva, recobraba esa frescura que casi ya había perdido en Europa.
En varios países de Europa están adaptando este método, por ejemplo en Italia, de donde vinieron tantos músicos famosos. Es una forma totalmente diferente de generar la música y de transformar el tejido social. Es diferente al método francés de conservatorio de los siglos XVI y XVII donde se imponía un año de solfeo y no se podía tocar el instrumento, esta formación dogmática no era liberadora sino casi militar. Este sistema es como una fiesta, los niños se sienten liberados de salir de su casa y de salir de la escuela.“
Cómo se implementa el sistema
“Parece casi un poco loco decirlo, pero hay una dosis alta y muy grande de espontaneidad y de inspiración con los recursos que haya en el momento. No existe una única forma de hacerlo. El sistema no tiene una única forma de aprenderse. En cada pueblo llega una persona como en el caso mío, con una obsesión, de montar una orquesta, y empieza a convocar a los niños y empieza a conseguir instrumentos… hay una dosis de arrojo y aventura y de espontaneidad muy grande en el comienzo de las cosas, ya a los pocos meses se organiza más y nosotros ya estamos llegando aun nivel más riguroso de repertorio y de exigencia y de nivel, al principio hay que jugar con los niños y cantar canciones populares locales para que lleven a los niños espontáneamente a la música.”
Cómo empezó la orquesta en Villa de Leyva
“Me reuní con el alcalde de Villa de Leyva y con la gente de la Fundación Batuta en Bogotá y con el maestro Ropero, quien dirigía la banda antes aquí en Villa y hablamos de que era importante y urgente hacer una orquesta aquí en Villa de Leyva, ya que las condiciones estaban dadas.
Tenían ya una banda con un nivel muy bueno y solamente faltaba formar las cuerdas para tener ya una orquesta sinfónica. Viendo el ejemplo de Venezuela sabía que esas cosas sí se pueden y que no es una quimera y que no es imposible, lo que se necesita es mucha constancia y una perseverancia feroz. Hicimos una convocatoria. Primero recogimos instrumentos por donación y con 25 violines hicimos afiches y convocamos a los niños. Se inició un trabajo con un horario muy estricto de clases de 3 de la tarde hasta las siete de la noche, todos los días, incluidos los sábados desde las 10 de la mañana. En época de vacaciones trabajamos doble, mañana y tarde. Lo más importante es la constancia y la intensidad del trabajo para poder lograr un resultado. Así es en Venezuela, por eso el nivel allí es tan alto.
Nosotros llevamos un año y tres meses. El comienzo fue muy difícil, se comienza con instrumentos ordinarios y cuerdas de mala calidad, los niños son muy inquietos y desordenados, corren para acá y para allá, todos quieren jugar. El reunir niños de 4 años y de 14, 15 y 16 es muy difícil. Hubo tiempos en que estuve sola, pero en los primeros 4 meses la orquesta ya sonaba al unísono con unos villancicos que presentamos en la Catedral, y dimos 4 conciertos. Los niños se dieron cuenta de que este era un camino de desarrollo y de crecimiento. A partir de febrero del año pasado yo logré reunir otros amigos profesores que vinieron de Bogotá y después logramos conseguir apoyo financiero del Ministerio de Cultura, de la Alcaldía de Villa de Leyva y de la Fundación Batuta. Durante los primeros cinco meses yo trabajé ad honoren, así como varios de los profesores. El año pasado alcanzamos a dar más de cuarenta conciertos y empezamos a tocar obras mucho más difíciles. A través del vínculo que tengo con Venezuela logré traer 5 maestros del sistema venezolano, financiados por la CAF, Banco de Desarrollo de América Latina, estuvieron aquí 10 días y así subimos de nivel…”
El impacto de la orquesta
“Tenemos 198 niños inscritos en las varias disciplinas que tienen la orquesta y la escuela de música. La comunidad está muy emocionada con el proyecto, ya que el ejemplo de constancia de perseverancia y de disciplina que hemos transmitido es muy consistente y los padres lo han visto. Los niños se demoraron en entrar en ese ritmo de trabajo, pero los que están, han sido muy constantes y han tenido mucho desarrollo. A algunos les ha ido mejor en el colegio, los indisciplinados o que iban a abandonar el colegio o que eran peleadores tienen una actitud más armoniosa con su familia y son mucho más organizados. Los muchachos que estaban desperdiciándose sin ninguna actividad creativa, están muy encausados con la música.
Hay ejemplos impresionantes de niños que llegaron con un gran nivel de traumatismo, que no podían ni pronunciar su nombre. Después de un par de meses han desarrollado su autoestima y saben contestar. Algunos prefieren estar en la orquesta que en la casa y se ponen tristes cuando el ensayo termina temprano. Los papás se dan cuenta de que esta es una actividad sana para sus hijos, teniendo en cuenta que aquí no hay tanta oportunidad de participar en actividades sanas y creativas…”
El ejemplo de la orquesta de Villa de Leyva
“Algunos proyectos anteriores a este a nivel nacional no han funcionado en Colombia, ya que muchos procesos en Colombia son excesivamente burocráticos. Estoy impresionada del nivel de obstáculos, de frenos e impedimentos, y de taras burocráticas y administrativas, de complicaciones y procesos que frenan los impulsos y la creatividad. En Venezuela hay una informalidad que me parece más sana, las cosas se hacen legalmente pero sin 500 papeleos para adjudicar una cuerda. La lentitud hace que los procesos se pasmen y la gente se desmotive. Nuestro proceso es un ejemplo de que se puede hacer algo ágil en poco tiempo, con constancia, perseverancia y trabajo fuerte, con amor por el trabajo, más allá de las motivaciones económicas, que es lo que mueve las causas. La educación para los niños además es gratuita. A los niños se les dan los instrumentos para que los lleven a casa, a diferencia de otros sistemas donde no les dejan llevar los instrumento a casa. Si el niño no lleva el violín a casa, la música no ha llegado a casa y no les pertenece.
“El Sistema” ha demostrado que todos los seres humanos tienen aptitudes musicales y sensibilidad artística. La música es algo muy liberador y es una medicina para la vida. Todos los niños del mundo deberían tener la posibilidad de estudiar música, como lo hacían los griegos, para quienes la música era una materia importante de estudio, junto a las matemáticas y la poesía, por ejemplo. La música desarrolla el sentimiento de la imaginación y de la libertad.”
E imaginación y libertad es lo que están ejercitando ahora los niños de Villa de Leyva, que tienen la fortuna de estudiar con esta gran maestra y con su inigualable equipo de trabajo. Es en verdad todo un placer escuchar las interpretaciones de esta gran orquesta, orgullo de Villa de Leyva y de Colombia. Es igualmente un placer deambular por las calladas calles de la Villa y escuchar de repente que de algún balcón, de alguna ventana, de algún patio, provienen unas suaves notas musicales y que unas manos infantiles y juveniles están creando una música para echar a volar la imaginación y para liberar el alma.