J. Mario Murillo
La marcha del primero de mayo significó una demostración de fuerza y solidaridad de todos los inmigrantes de este gran país. Más de 50 ciudades salieron a las calles sumando millones, de los que tienen y de los que no tienen papeles.
Muy interesante la lectura de las pancartas: “Hoy marchamos, mañana votamos”; “Estados Unidos, país de inmigrantes”; “Aquí estamos y no nos vamos y si nos echan nos regresamos”; “No somos criminales, venimos a trabajar”; “Construyamos un mundo sin fronteras”; “Les ponemos la comida en la mesa”;”Los terroristas entran con papeles”. “Sí se puede”, gritaban con la consigna de César Chávez, el líder campesino.
Éste ha sido un empujón al Congreso para que produzca la ley nueva de Inmigración que resuelva la situación de millones. Este se ve un problema difícil. Tiene muchos enemigos. Le han hecho enmiendas. Una: que los posibles candidatos a la amnistía no hayan usado papeles falsos. Esto es imposible. Se han quedado y han podido sobrevivir, trabajando. Para eso se necesitan papeles y los han tenido que falsificar. Otra: que no tengan un pasado criminal. Es entendible. Pero para algunos legisladores los ilegales son criminales. Sería premiar con residencia a los que han quebrantado la ley.
Los anti-inmigrantes afirman que los ilegales quitan los trabajos a los ciudadanos, causan gastos al fisco, tienen bajos salarios por la obra de mano barata de los ilegales y además entran droga y son terroristas. La verdad es que esos trabajos humildes no los toman los americanos y la paga es baja para los campesinos y los de la limpieza. Si causan gastos, ellos mismo los pagan con los impuestos que les deducen de su trabajo y la droga entra por otros lados con la complicidad de las autoridades. Ya sabemos que los terroristas de Septiembre 11 tenían muy bien sus papeles.
No cambiarán las cosas mientras no haya poder político que solo se obtiene mediante el voto. Las actuales leyes anti-inmigrantes son discriminatorias. Se mira mucho el color de la piel, del mexicano, del latino. Primero se discriminó a los irlandeses, luego a los italianos, alemanes, rusos y ahora a los latinoamericanos.
Hay que seguir la lucha para que muchos se hagan ciudadanos y vayan a las elecciones a decidir su destino. Esto lo está haciendo la comunidad colombiana, propugnando por el poder político dentro del sistema. Solo así se lograrán leyes favorables a nuestros paises y nos podremos liberar del imperialismo.
Muchos colombianos en el exterior se quejan de Uribe que no ha hecho nada por ellos. Ni Pastrana ni Uribe abogaron por el TPS (el permiso temporal para trabajar en USA). Lo hizo el presidente del Salvador, Honduras, Guatemala. Uribe ha sugerido a su amigo Bush, un microchip en el cuerpo de cada colombiano inmigrante temporal, así lo puedan detectar cuando le llega el tiempo de regresarlo a su país. Ha causado un gran disgusto en la comunidad. ¿Será chiste de mal gusto de nuestro presidente? Esa es la única ayuda que ha propuesto Uribe para los colombianos de aquí.
El presidente Bush ha pronunciado un discurso que indica su voluntad política de arreglar a los indocumentados, poniendo al mismo tiempo énfasis en el control de las fronteras. Militarizar la frontera sur y aprobar el muro de la infamia. Trata de satisfacer a los inmigrantes y a su partido republicano.
“Estados Unidos, dijo, necesita llevar este debate de inmigración en un tono razonable y respetuoso.”
Esperamos que el Congreso estadounidense cumpla con su deber cívico y humano de alegrar a millones de personas que viven en la zozobra y el temor. |