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                  EL PROCESO DE PAZ

         

               PRIMER RECESO EN LA HABANA:

        


LAS PUJAS POR SOBREIMPONER UN HORIZONTE DE NEGOCIACIÓN: O EL DE UN ESTADO COMO FENOMENO DE FUERZA O EL DE UN DE UN ESTADO QUE, OBLIGADO A ABRIRSE A UNA REFORMA RURAL, LE POSIBILITA ESPACIOS A LAS FARC Y AL ELN.

Humberto Vélez Ramírez

 

Esta titulación- que no es del espíritu de la por muchos cuestionada pero, por otros criticada pero, para mí, intelectualmente “enana twitter”- constituye ya una condensación de la hipótesis central que postularemos en este corto séptimo Ensayo sobre el proceso de negociación:
En este este proceso concreto de conversaciones la lógica central de evaluación del gobierno ha sido y continúa siendo la de dejar fijado y autosostenido lo MILITAR ESTATAL en la realidad objetiva del país, así como en el realidad subjetiva de las mentes del conjunto de la ciudadanía. Y DESDE ESTA POSICIÓN NO NEGOCIABLE sería desde donde el gobierno se mostraría dispuesto a hacer CONCESI0NES.
Que los lectores de los “Atisbos Analíticos” nos perdonen esos énfasis de mayúsculas y negrillas no propias del pensamiento crítico en que nos inscribimos.
En contraste, en este proceso la lógica central de evaluación de las Farc es, ha sido y continuará siendo la de dejar fijado y autosostenido LO RURAL REFORMADO como realidad objetiva y como representación social.
En nuestro concepto será en esa dirección- dialéctica, compleja y contradictoria- en la que se inscribirá, en una “a la larga larga” de más o menos quince meses, el proceso de negociación cuyas consecuencias no serán desatendidas por uno y otro actor. Si lo de la Habana se traduce en una nueva frustración, ambas partes resultarán perdedoras: Santos porque, aunque desprendido en la coyuntura de un expresidente Uribe, al que le gestionó una salida militarista al conflicto, el fracaso en la Isla de Martí sería el fracaso de su reelección; y las Farc porque si no aprovechan esta coyuntura de oportunidad para acceder a la política civil insurgente, en definitiva estarían autobloqueando su posibilidad de tener significación histórica en la vida nacional.
Es claro que en la Habana, de modo explícito, el debate sobre el fuero militar no constituye un tema central de discusión. Sin embargo, por su simultaneidad e importancia, el tratamiento de que está haciendo objeto en el Congreso Nacional, de modo casi necesario hará presencia en la Mesa de conversadores. Si se examina con cuidado el perfil y la composición ideológico-política de los cinco negociadores centrales del gobierno, de inmediato en lo empírico se puede inferir el sobrepeso de lo estatal militar: dos generales de trayectoria en la Fuerza Pública hacen parte del equipo de cinco. Y eso que ACORE- Asociación colombiana de Oficiales retirados, organización gremial, que, por otra parte, se opone a este proceso de negociación, le demandó al gobierno que la representación de los administradores de las armas del Estado fuesen tres, uno por cada fuerza. Es cierto que hace ya casi un año en el Atisbos Analíticos No 129 dijimos que, por muchas razones, en Colombia los procesos de negociación con las guerrillas fracasarían si militares de peso y trayectoria no hacían parte del equipo gubernamental de negociación. Pero, una cosa es esta hipótesis y otra cosa es el peso de esa representación así como el hecho de asumir lo militar estatal como un referente central en la construcción de acuerdos.
Por otra parte, y esto importa destacarlo, el gobierno también sabía y sabe lo de la inevitabilidad de la discusión sobre el desarrollo rural y quizá por eso entre los cinco negociadores centrales del gobierno no ha figurado un personaje de trayectoria en las organizaciones gremiales de los grandes dueños de la tierra en Colombia, un líder destacado de la SAC o de los ganaderos. En la Mesa a las distintas fracciones del capital las está representando el expresidente de la ANDI, un respetado señor al que le suena mucho aquello de que en una sociedad capitalista una reforma agraria podría tener efectos positivos sobre los procesos de una industrialización amenazada por las políticas con efectos desindustrializadores. Pero, como el gobierno sabía y sabe que el proceso Oslo- La Habana podía traducirse en la exacerbación de los conflictos entre algunas de las fracciones del gran capital, llamó a coordinar al equipo de gobierno a Humberto de la Calle Lombana, un caldense que ha evidenciado condiciones de líder orgánico de eso que llamamos establecimiento, es decir, el juego dialéctico del conjunto de poderes institucionales, incluido el religioso.
Repasemos algo que, con frecuencia, olvidamos por creerlo comúnmente aceptado; de un lado, en todo proceso de negociación juegan las posiciones- en concreto, ¿qué es lo que defiendo?, los intereses, ¿qué valores busco realizar? , y las necesidades, ¿cuáles debo satisfacer en cada circunstancia concreta?; por otra parte, corresponde a la lógica y a la práctica de toda negociación el que en ella haya agendas explícitas y agendas ocultas. En este proceso, gobierno y guerrillas tienen posiciones, intereses y necesidades distintas, y ambos, no solamente las farc como con mala intención algunos analistas insisten en señalarlo, se mueven con agendas explícitas y ocultas. Entonces, una indicación empírica de que en este proceso del 2012, entre febrero y diciembre, sí se ha avanzado es el de que en ambas dimensiones se han evidenciado importantes logros. Ahora, en la primera semana de diciembre, el que gobierno y farc hayan puesto a funcionar una página web para la Mesa y no para cada parte, en lo comunicativo, e independientemente del resultado final del proceso, constituirá un hecho histórico en este país.
Sin embargo, Farc y gobierno, sin necesidad de explicitar sus agendas ocultas, deberían cuidarse mucho más en los discursos. Por ejemplo en materia de los secuestros, más allá de los discursos ideologizados de parte y parte, un concepto descriptivo nos diría que una cosa es tener en la palma de nuestras manos a personas que han llegado allí como resultado de una confrontación armada y otra cosa muy distinta es que a esas personas las hayamos encarcelado en esa ponzoñosa mano en contra de su voluntad y violentando miles de derechos. Por lo tanto, no deberíamos ideologizar las palabras “retenidos y secuestrados”. Por otra parte, las Farc se equivocan cuando asimilan agenda oculta a discursos contra-evidentes por lo contra-fácticos. A su turno, el Estado sí le debería decir al país en qué condiciones se encuentran los 3.100 farquianos y otros miles de prisioneros políticos en las cárceles del país, cárceles que, en general, son la mejor escuela para aprender cómo violar los derechos humanos.

Atisbos Analíticos No 165, Cali, 8 de diciembre de 2012, Director Humberto Vélez, profesor investigador de la Universidad del Valle, Programa de Estudios Políticos; presidente de ECOPAIS, Fundación Estado comunidad País, “Un nuevo Estado para una nueva Colombia”.
humbertovelezr@gmail.com,
(Proceso de Negociación OSLO-LA HABANA, ENSAYO No 7, 8 diciembre 2012)
Palabras, 1250.
Una introducción: en este diciembre 2012, un abrazo muy cariñoso a todos los lectores de los Atisbos, descansemos también dedicando siquiera media hora a decirle al país por dónde quisiéramos que se rectificara y reorientara. Abrazos, Humberto Vélez Ramírez)