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Número 2, Mayo 15 de 2013

 

 

 

Ciclo de charlas sobre la paz:

 

Entrevista con Gonzalo Cataño

 

 

Villa Viva Vive

Este viernes 24 de mayo empieza un importante ciclo de charlas sobre la paz en Colombia en el Instituto Humboldt.

El conferencista invitado de este viernes es Gonzalo Cataño y el tema de su charla será la "Introducción del pensamiento moderno en Colombia". Gonzalo Cataño nos explica en esta entrevista de qué tratará su charla y comparte unas importantes reflexiones acerca de lo que es un proceso de paz y lo que implica para Colombia en estos momentos.


1-¿Cuál será el tema de su charla?

 

La introducción del pensamiento moderno en Colombia en los campos de las ciencias sociales, el derecho y la filosofía. Siguiendo con detenimiento la obra del jurista, historiador y filósofo Luis E. Nieto Arteta, se examina la recepción del marxismo, la fenomenología, la sociología, la filosofía del derecho, la historia económica y social y las innovaciones en los campos del derecho civil y penal.


2-¿Cuál es la importancia de los conversatorios sobre la paz?

 

Evaluar los argumentos de los grupos en conflicto y las posibilidades de su inmersión en la vida normal de la sociedad. Los conversatorios permiten un conocimiento directo de los grupos en conflicto, promueven proyectos realistas y evitan las falsas esperanzas.
Se debe recordar que los procesos de paz involucran intereses materiales e intereses espirituales. Los materiales aluden a la propiedad, el trabajo, los ingresos, el comercio, esto es, a la posibilidad de acceder a los recursos escasos que ofrece un país. Los espirituales están asociados a las creencias, a los prospectos de seguridad, a las nociones de tranquilidad, a la idea de libertad y a las sensaciones de respeto.

3-¿Cuál es la mejor manera de que el ciudadano común y corriente participe y esté informado sobre cuáles son los objetivos del proceso de paz?

 

Mediante la prensa hablada y escrita y la participación en encuentros con sus vecinos. Allí se evaluarán las explicaciones y razonamientos de los grupos en conflicto y el impacto de la violencia en la vida cotidiana: en los negocios, el trabajo y la participación política. La paz no es una abstracción, es un acuerdo con los demás para realizar tareas que se funden en la vida ordinaria. Lo contrario de la paz es la violencia, es decir, el abuso, el uso ilegítimo de la fuerza en las relaciones humanas.

4-¿Cómo pueden las comunidades llegar a ser comunidades de paz?

 

Mediante las negociaciones, el diálogo y los acuerdos demandados por la convivencia. En medio de estos intercambios las comunidades deben tener conciencia de que el conflicto es algo inherente a la vida social. Sólo hay paz absoluta en la vida celestial, y no en todas las religiones, por supuesto. En la religión griega los dioses, que residían en el Olimpo, se traicionaban y combatían de la misma forma que lo hacían los humanos en la tierra a quines decían orientar proteger. En la vida social la paz es una noble aspiración que hay que cuidar y negociar día a día. Se soluciona un conflicto y al momento surgen otros. Solucionada la tensión con las FARC, por ejemplo, quedan otras negociaciones pendientes con distintos grupos guerrilleros, como las organizaciones del narcotráfico y las formaciones complejas de la criminalidad moderna. A esto se suma el hecho de que todo proceso de paz es una marcha, una transición, un asunto de meses y aún de años. Regresar a la sociedad no es un proceso fácil para hombres y mujeres que han vivido por fuera de la legalidad durante un período significativo de su existencia. Es como el soldado que regresa a su hogar después de una guerra mundial o el del presidiario y secuestrado que vuelve después de un largo cautiverio. El pueblo y los grupos que dejó años atrás han cambiado radicalmente y los ajustes pueden ser traumáticos. Se siente un extraño, un forastero, un desadaptado entre las personas que ayer eran sus iguales y con los que compartía su cotidianidad. Su familia ha emigrado a la gran ciudad, sus hijos han crecido, su esposa se ha casado de nuevo o ha establecido nuevas relaciones, y sus antiguos amigos se han dispersado por el territorio nacional en busca de trabajo y de nuevas oportunidades.

 

A esto podríamos llamar el largo proceso de la paz en la vida cotidiana de la gente. El que regresa debe conseguir trabajo, “ajustarse”, y la sociedad que lo recibe –el pueblo, la empresa, la escuela, el bachillerato o la universidad– , debe dar lo mejor de sí misma para integrarlo en el decurso normal de su desarrollo. Esto, por supuesto, no es fácil. La desconfianza es mutua y las aversiones e inquinas no se borran de un día para otro.